Los efectos en los riñones de comer cebolla todos los días, según un estudio
- Las cebollas contienen antioxidantes y compuestos que combaten la inflamación, disminuyen los triglicéridos y reducen los niveles de colesterol
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Raúl González Pérez
Aunque una de las cosas más llamativas de la cebolla es que nos hace llorar, por el resto es un auténtico tesoro nutritivo y un imprescindible de la gastronomía española. De hecho, entre sus capas esconde numerosas propiedades medicinales y nutritivas y es rica en minerales, oligoelementos (calcio, cloro, azufre y bromo) y vitaminas (A, B, C y E).
Beneficios
Entre sus propiedades, cabe destacar las siguientes:
- Es diurética. Ayuda en caso de edemas, hipertensión y piernas pesadas.
- Contribuye a la salud digestiva. Previene la fermentación intestinal, la presencia de parásitos y el estreñimiento.
- Antioxidante. Contiene quercitina, un flavonoide de propiedades antiinflamatorias, antialérgicas y protectoras frente al cáncer.
- Antidiabética. Gracias a su riqueza en cromo y glucoquinina, estimula el páncreas y ayuda a reducir el nivel de azúcar en la sangre en las personas diabéticas.
- Buena para la circulación. Evita la formación de coágulos en la sangre, promueve la circulación sanguínea...
¿Cómo afecta a los riñones?
Por si fuera poco, la quercitina que contiene ayuda al alivio de la toxicidad renal, la apoptosis y la inflamación en una amplia variedad de enfermedades en los riñones, según una extensa investigación publicada recientemente en la revista Frontiers in Pharmacology.
A esto, como es lógico, hay que sumar la riqueza de la cebolla en otros compuestos como cepaenos, saponinas, agliconas, organosulfuros, flavonoidos y otros muchos compuestos fenólicos, que poseen efectos antioxidantes, antiinflamatorios e inmunomodulares.
Recomendaciones
A pesar de sus numerosos beneficios, consumir demasiada cebolla puede tener consecuencias negativas para la salud. Y es que los fructanos presentes en las cebollas no pueden ser digeridos ni absorbidos por el cuerpo humano debido a la falta de enzimas en el intestino.
Este hecho puede llevar a la acumulación de fructanos en el instestino, desencadenando problemas gastrointestinales como hinchazón, dolor abdominal, gases y calambres. Ahora bien, esta sensibilidad puede variar y determinadas personas pueden ser más propensas a experimentar estos efectos secundarios.