Salud Bienestar
¿Sufres de reflujo? Esto es lo que debes dejar de hacer para dormir plácidamente
- Esta enfermedad puede aliviarse considerablemente gracias a una serie de hábitos
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Arianna Villaescusa
Un buen descanso resulta imprescindible para afrontar el día de la mejor manera posible y con las pilas recargadas. Aunque los factores que provocan el insomnio por la noche pueden ser muy variados, existen algunos que suelen ser muy comunes, pero que tienen una fácil solución, como es el caso del reflujo gastroesofágico o, simplemente, reflujo.
Esta enfermedad se produce principalmente debido al mal funcionamiento del esófago, el cual no logra cerrarse de manera adecuada, haciendo que el contenido del estómago regrese (haga reflujo) hacia el esófago, provocando la irritación de este. La principal consecuencia de esto es la sensación de ardor en el pecho o la garganta, como acidez. En algunas ocasiones puede sentirse el sabor del los jugos gástricos del estómago en la parte posterior de la boca.
Las causas que provocan esto pueden ser muy variadas, no obstante, esta patología puede presentarse de forma temporal y aislada en el tiempo o repetirse de forma reiterada, lo que supone el padecimiento de una enfermedad crónica que puede llegar a tener consecuencias negativas en la calidad del sueño y en la vida en general.
Efectos de esta enfermedad
La sensación de acidez o quemazón puede estar acompañada de disfagia o sensación de bloqueo gástrico, dificultando enormemente la ingesta de alimentos al dificultar la deglución de los alimentos. Además, también puede provocar tos crónica y seca, disminución del tono de la voz e inflamación de las vías respiratorias.
La solución a este problema muchas veces pasa por la prescripción de medicamentos por parte de su médico, no obstante, el cambio de una serie de hábitos puede ser clave para lograr ponerle solución. Evitar cenar demasiado y esperar unas tres horas después de comer antes de acostarse puede aliviar de forma significativa los síntomas. Igualmente, es importante evitar las grasas, los fritos y los alimentos muy ácidos.
Durante el sueño, también puede resultar muy útil mantener la cabeza ligeramente elevada, es decir, no dormir totalmente tumbados. El tabaco o el consumo de alcohol también pueden promover de forma significativa este tipo de dolencias.