Salud Bienestar
Qué es la prueba de Papanicolaou y por qué es imprescindible que las mujeres se la hagan a partir de los 25 años
- Realizar esta prueba cada tres años es muy eficaz para detectar enfermedades y disminuir la mortalidad
- Una investigación demuestra que los relojes digitales podrían ayudar a gestionar las crisis hormonales frecuentes en tumores neuroendocrinos
- Las mujeres que a los 50 años gozan de una buena salud suelen adoptar este hábito en su vida cotidiana, según un cardiólogo
elEconomista.es
El cáncer de cérvix es uno de los grandes olvidados por parte de la población que desconoce la importancia de realizar las pruebas necesarias para una detección temprana. Se trata de un problema que se origina en las células del cuello uterino que, de no tratarse a tiempo, pueden volverse cancerosas, multiplicarse y rodear por completo esta parte del cuerpo de la mujer.
Según el Ministerio de Sanidad, la incidencia estimada de cáncer de cérvix en España es de alrededor de 5,2 casos por 100.000 mujeres al año (TAm), y la mortalidad de 1,5 casos por 100.000 mujeres al año, representando 1.972 nuevos casos de cáncer de cuello uterino en 2020 y un total de 673 muertes. Se estima que en ese mismo año fallecieron 342.000 mujeres en todo el mundo como consecuencia de este cáncer.
Para prevenir y detectar esta afección, se realiza un cribado masivo que ha demostrado gran efectividad en la disminución de mortalidad en las mujeres posiblemente afectadas. En España se realiza desde hace más de 50 años y se insta a hacerla por primera vez a partir de los 25 y hasta los 65 aproximadamente. Este cribado recibe el nombre de prueba de Papanicolau, o comúnmente conocido, citología vaginal.
Qué es la prueba de Papanicolau o citología vaginal
Este examen se realiza con el objetivo de detectar cambios precancerosos en las células del cuello uterino, cuando aún es posible prevenir la formación del cáncer con un tratamiento específico. Esta prueba también es capaz de detectar el virus del papiloma humano. En nuestro país, este cribado masivo comienza a los 25 años, y si todo es correcto se realizará de nuevo cada tres años. Más tarde, entre los 35 y 65 años y si todo está bien, se realizará cada cinco años.
El método en el que se pone en práctica esta prueba es muy sencillo e indoloro. En este caso, el médico realizará un pequeño raspado en el interior de la vagina, a la altura del cuello del útero, del que se extrae una muestra de células y mucosidad del exocérvix. Posteriormente, con un pequeño cepillo se toma otra muestra del endocérvix y ambas se examinarán en un laboratorio.
Si el resultado es negativo, quiere decir que no se han detectado alteraciones en las células y si no presentas otros síntomas no tendrás que realizarla de nuevo hasta pasados tres años. En cambio, un resultado anormal o positivo muestra la presencia de lesiones internas provocadas por la presencia de células cancerosas o un virus de transmisión sexual. De ser así, el médico comenzaría un tratamiento con el que solucionarlo.
Realizar esta prueba a partir de los 25 años es fundamental. En muchas ocasiones, el cáncer de cérvix o cuello uterino no muestra sus síntomas inicialmente o las células dañinas crean lesiones que obligan a extraer parte de este mediante una intervención quirúrgica. Además, como ya se ha mencionado, también detecta virus como el papiloma humano, muy común en gran parte de la población actual.