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La hora a la que tomas estos medicamentos puede interferir en sus efectos: estos son los mejores momentos del día para cada tipo
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Cuando alguien comienza un tratamiento médico, es habitual que el profesional de la salud paute un momento del día concreto para la ingesta de los fármacos. Más allá de una simple recomendación, los científicos han demostrado que la hora concreta puede determinar la mayor o menor eficacia de un tratamiento, tal y como recoge The Conversation.
Esto es lo que muchos denominan cronofarmacología, una rama de la farmacología que estudia cómo los efectos de los medicamentos varían en función de nuestros ritmos biológicos. Así, el organismo tiene un "reloj" que regula los procesos que se producen de forma cíclica: cada 24 horas (circadianos), cada más de 24 horas (infradianos) o cada menos de 24 horas (ultradianos).
Concretamente, estos ciclos influyen especialmente en tratamientos para hacer frente a enfermedades crónicas, en las que los medicamentos acceden al organismo y realizan su efecto siguiendo un ciclo concreto, por ejemplo, cada ocho horas, cada doce horas… De hecho, suele ser un factor de obligatorio cumplimiento en muchos fármacos.
¿Por la mañana o por la noche?
Para que tengan efecto, el cuerpo ha de realizar una serie de procesos sobre estos medicamentos. Además, cada medicamento resulta de utilidad en el organismo una vez "está en el sitio donde debe hacer efecto". Así, no es lo mismo tomar un medicamento por la mañana o por la noche, puesto que el cuerpo no lo procesa de la misma forma.
Uno de los ejemplos más paradigmáticos sobre los efectos de los medicamentos dependiendo de la hora son los que se utilizan para regular la presión arterial. Según varias investigaciones científicas, tomar estos fármacos por la noche —en lugar de todos por la mañana— reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares como ictus o infartos.
Casos similares
Otro caso similar es el que ocurre con los fármacos para reducir el colesterol, como las estatinas. Este tipo de compuestos tienden a eliminarse rápido del organismo, por lo que resultan más eficaces si se ingieren a última hora de la noche, cuando el hígado produce niveles mayores de colesterol. En cambio, los corticoides para enfermedades del sistema inmune tienen menos efectos secundarios si se administran por la mañana, puesto que es en este momento cuando el cuerpo produce más niveles de cortisol.
Aunque parezca difícil de creer, las vacunas también están muy sujetas a los ritmos circadianos. Por ejemplo, diversas investigaciones han llegado a la conclusión de que los adultos mayores que recibían la vacuna de la gripe por la mañana desarrollaban una mejor respuesta que los que lo hacían por la tarde. En el caso de la vacuna para la hepatitis o la covid-19 también han tenido resultados similares. Conocer este tipo de fenómenos contribuye a implantar tratamientos más personalizados y efectivos.