Belleza
Jenifer Alonso, facialista: "La violencia estética es esa presión silenciosa que intenta convencernos de que no somos suficientes tal y como somos"
- Envejecer es un privilegio, y nuestra piel es un reflejo de nuestra historia
- La gurú del lifestyle, Martha Stewart, lanza su propia marca de belleza a los 84 años: con el asesoramiento de 350 dermatólogos y diseñada para apoyar la longevidad de la piel
Mónica Heras
Hace poco acudí a un centro de estética a realizarme un tratamiento facial. De inmediato, la persona que me atendía torció el gesto haciéndome saber que algo no andaba del todo bien. "Tienes la piel fatal. ¿Te cuidas?", me espetó sin ningún miramiento, mientras insistía en señalar cada una de mis deficiencias cutáneas: "manchas, deshidratación, poros dilatados… y no hablamos de la flacidez, claro". Salí de ahí sintiéndome infinitamente peor de lo que me sentía cuando llegué. Ingenua de mí, yo que pretendía un espacio de autocuidado y disfrute.
Esta no es una historia aislada. Desgraciadamente, es lo que sufrimos muchas a manos de profesionales que carecen de sensibilidad y empatía. Algo que se replica en nuestro día a día, cuando nos vemos sometidas a un bombardeo de información que se empeña en decirnos lo imperfectas que somos. Jenifer Alonso es facialista y fundadora Infinittime, y me explica que este trato vejatorio tiene un nombre. "La violencia estética es esa presión silenciosa que intenta convencernos de que no somos suficientes tal y como somos. Es ese mensaje constante que nos dice que hay algo que deberíamos cambiar, corregir o disimular para encajar. En mi profesión, donde trabajo con la piel y la imagen de las personas, soy muy consciente de que no puedo —ni quiero— alimentar esa presión".
Alonso es la artífice de que actrices de la talla de Susana Abaitua, Silvia Alonso, Macarena García o Valentina Zenere, luzcan una piel saludable y reconoce que el suyo es un oficio íntimo. "Cuando una persona se sienta en mi camilla, no solo me entrega su piel: me entrega también su historia, sus inseguridades y su confianza. Por eso, más allá de la técnica, creo que es fundamental saber escuchar, acompañar y respetar".
Explica, que su objetivo es ofrecer un espacio seguro, donde sus clientes se sientan cómodos y felices, y donde puedan recibir un cuidado consciente. "Esto significa que nuestra función no es regañar, juzgar o señalar lo que 'no está bien', sino facilitar un entorno en el que se sientan comprendidos y apoyados". Destaca, que cuando identifican problemas que van más allá de lo estético, tienen la responsabilidad de recomendar la cooperación con otros profesionales de la salud. "Cuidar bien de alguien también implica reconocer nuestros límites y actuar desde la ética".
Cuidando la piel desde una mirada respetuosa
Lejos de estas prácticas dirigidas a sacarte defectos —bien sea con el objetivo de vender, o con el de demostrar su conocimiento—, Jenifer Alonso cree en la belleza diversa y sin juicio. "Siempre parto de una pregunta:?¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor contigo misma? A partir de ahí, analizo su piel, escucho sus inquietudes y propongo opciones que puedan ayudarles, siempre desde el respeto y la libertad de elección. No señalo defectos ni creo problemas donde no los hay. Mi objetivo es que la persona se vaya de mi centro sintiéndose más a gusto en su piel, no cuestionándola".
Hace una interesante reflexión en la que defiende que cuidarse y aceptar el paso del tiempo no son opuestos. "Envejecer es un privilegio, y nuestra piel es un reflejo de nuestra historia. Mi trabajo no es borrar esa historia, sino ayudar a que la piel la cuente de la mejor manera posible: sana, cuidada y luminosa". Para la facialista, el autocuidado no debe nacer de la presión, sino del cariño hacia uno mismo.
Nos recuerda que no existe un único molde de belleza, y que las particularidades de cada uno son lo que nos hacen únicas. "No trabajo para que nadie encaje en un canon, sino para que cada persona aprenda a mirarse con más amor, a reconocerse y a disfrutar de su propia imagen sin compararse".