La OMS clasifica a la adicción al sexo como problema de salud mental: 10 señales de alarma y 4 consejos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a la adicción al sexo o comportamiento sexual compulsivo como un problema de salud mental, sumándose a las otras 55.000 que tienen catalogadas. Forma parte de la 'Clasificación Internacional de Enfermedades' (CIE) de la OMS.

La organización define la adicción al sexo como "un patrón persistente de fallo para controlar los deseos sexuales o impulsos intensos y repetitivos que resultan en un comportamiento sexual repetitivo". En resumen, que el sexo para esa persona se convierte en el centro de su vida llegando a descuidarse a sí mismo y sus responsabilidades.

El portal Infosalus entrevistó a Natalia Urteaga, bioquímica, sexóloga, evolutiva y miembro de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología (AEPS). En ella contó que los humanos tienen deseos y necesidades esenciales, tanto conscientes como inconscientes, que buscan satisfacer.

"El alivio, euforia, o placer que se siente al satisfacerlos, va creando patrones y hábitos en la personalidad. Estos hábitos pueden crear formas emocionales tan poderosas que toman las riendas, alterando así el comportamiento de la persona. Cuando la satisfacción temporal de esa necesidad o deseo, ocasiona consecuencias negativas a largo plazo y, sin embargo, no se puede renunciar a ella, podríamos hablar de dependencia", remarca. El problema de estas personas es cuando se preocupan más por el acto en sí que por la otra persona implicada.

El médico experto en adicciones, Gabor Mate, dice que "cree que es una respuesta al sufrimiento humano que está arraigada en la adversidad, e incluso en el trauma". Señala que a través de la interacción erótica se pueden satisfacer deseos y necesidades esenciales ya que puede producir sensaciones de conexión, de seguridad, de poder, de calma, de sentido vital... que dejan una impronta en el sujeto sexuado.

En términos neuroquímicos, la experta señala que durante la interacción erótica se incrementa la cantidad de dopamina del sistema límbico. La sensación de bienestar obtenida es tan gustosa que despierta el deseo de conseguirla de nuevo. Pero cuando se repite con frecuencia, las neuronas se acostumbran a esos niveles altos de dopamina, segregando mayor cantidad de receptores dopaminérgicos.

Por lo que los niveles normales de dopamina no son satisfactorios y aparecen los estados de ansiedad. Esto hace recurrir a encuentros cada vez más intensos, frecuentes, variados, o novedosos para obtener esos niveles altos de dopamina.

Señales de alarma de la adicción al sexo

Algunas de las señales de alarma para detectar la adicción al sexo son:

• El sexo domina la vida del individuo hasta excluir otras actividades y responsabilidades.
• Fantasías sexuales reiteradas e intensas, impulsos y comportamientos que consumen gran parte de su tiempo, difíciles de controlar.
• Necesidad o impulsos frecuente pro llevar a cabo determinados comportamientos sexuales y tras experimentar alivio de la tensión, se siente culpa.
• Vía de escape a otros problemas como la soledad, depresión, ansiedad o estrés.
• A pesar de que le puedan causar problemas graves como la posibilidad de contraer infecciones de transmisión sexual, perder relaciones importantes y tener problemas en el trabajo, problemas financieros o legales, los comportamientos sexuales continúan.
• Dificultad para establecer y mantener relaciones interpersonales saludables y duraderas.
• Practica sexo telefónico, por ordenador, uso de prostitutas, pornografía o exhibicionismo.
• La persona se masturba habitualmente.
• Puede tener parejas sexuales o engaña a sus parejas.
• En los peores casos, participa en actividades delictivas como acoso, violación, incesto o abuso sexual de menores.

Consejos para tratar la adicción al sexo

Algunos consejos para tratar la adicción al sexo están:

• Dejar de lado cualquier sentimiento de vergüenza y pensar en los beneficios del tratamiento.
• Hay que recordar que no se está solo ya que muchas personas padecen el mismo problema.
• La privacidad que aporta hablar con un especialista en salud mental y que se puede confiar en esos profesionales.
• Hacerse las siguientes preguntas. ¿Puedo controlar mis impulsos sexuales? ¿Estoy afligido por mis comportamientos sexuales? ¿Daña mi comportamiento sexual mis relaciones interpersonales, afecta mi trabajo o me trae problemas graves, como un arresto? ¿Trato de esconder mi comportamiento sexual?