Salud Bienestar

La vacuna que promete curar la alopecia pone en alerta a la industria del trasplante capilar

  • Maksim Pilkus: "Estamos ante un punto de inflexión en la lucha contra la alopecia"
  • Se ha hallado una molécula que estimula el crecimiento del cabello
  • Se podría administrar a través de una vacuna que modifique el ARNm

elEconomista.es

Encontrar la 'cura' contra la calvicie o alopecia ha sido uno de los grandes objetivos de la industria farmacéutica durante años. El potencial de crecimiento y ventas de la empresa que logre descubrir el medicamento que prevenga o acabe con la calvicie será casi infinito. Se estima que el 53% de los hombres entre 40 y 49 años sufren algún tipo de alopecia a nivel global. Aunque no todos están dispuestos a pagar por un tratamiento o, simplemente, no les importa perder su cabello, solo hay que echar un vistazo al boom de la industria de trasplante capilar para deducir que un medicamento o vacuna que ponga fin a la calvicie (sin necesidad de cirugía) tendría un éxito notable y, a la vez, amenazaría esta prometedora industria. Todo hace indicar que la cura para la alopecia está más cerca que nunca.

Hay muchas razones por las que a las personas pierden el pelo de la cabeza. No solo hay un tipo de alopecia. Un tipo de alopecia es la pérdida de cabello rápida y repentina que se produce después de una infección o de recibir quimioterapia. Otro tipo poco común es la pérdida de mechones de cabello debido a una afección autoinmune, llamada alopecia areata. Sin embargo, la más frecuente y en la que la industria farmacéutica y los investigadores están poniendo buena parte de sus esfuerzos es la conocida como alopecia androgénica (responsable del 95% de los casos) o calvicie de patrón masculino/femenino. En los hombres, esta afección es habitual y comienza alrededor de la coronilla y la frente, y está relacionada con las hormonas sexuales masculinas. Sin embargo, hasta hace muy poco no se entendía a la perfección el desencadenante exacto.

Las investigaciones de las últimas décadas han revelado que las personas que pierden el cabello realmente no se están quedando sin pelo. Lo que sucede es que ese pelo es cada vez más pequeño y fino, lo que se conoce en la jerga capilar como 'miniaturización'. Este pelo pierde tamaño y grosor a causa de una enzima que se conoce comúnmente como DHT (dihidrotestosterona) y que está relacionada con la testosterona. Así, lo cierto es que los calvos tienen prácticamente la misma cantidad de pelo que tenían cuando lucían su frondosa melena, el problema es que esos pelos son prácticamente invisibles.

Un reto para la industria del trasplante capilar

¿Cómo se lucha contra esto? Hasta ahora, la forma más 'eficiente' de acabar o disimular este tipo de alopecia es a través del trasplante o injerto de pelo, una suerte de 'parche' (puesto que no ataca la raíz del problema) que queda muy bien. Este tipo de cirugía ha mejorado sobremanera en los últimos años a través de la innovación y la búsqueda de nuevas fórmulas menos invasivas y mucho más visuales. Sin embargo, tras el trasplante, el paciente (si quiere conservar el resto de su cabello, la zona que no ha recibido los pelos procedentes de la zona donante) debe seguir un tratamiento para toda la vida que asusta a muchos.

Este tratamiento está basado, principalmente, en la ingesta de determinadas vitaminas y de una pastilla diaria compuesta de finasteride o dutasteride, que ayuda a neutralizar la transformación de la testosterona en DHT. Estas pastillas, usadas a tiempo, son en muchos casos más que suficiente para prevenir una alopecia intensa e incluso, en ocasiones, revierten parte de la pérdida de pelo. Es más, si tienes algún amigo o familiar que está perdiendo pelo a marchas forzadas y de repente observas que el proceso se detiene o incluso se revierte, no creas que es porque cambiado de peinado, tu amigo está tomando finasteride, pero no lo quiere contar.

Con todo ello, la industria del trasplante capilar ha crecido con intensidad en los últimos años. Según Global Market Isights, el tamaño del mercado de los trasplantes capilares tiene un tamaño de entre de unos 5.000 y 8.000 millones de dólares. No obstante, las estimaciones, ante las proyecciones demográficas a nivel global, estima que este mercado podría alcanzar los 37.000 millones de dólares en 2032. Sin embargo, estas proyecciones no tienen en cuenta eventos disruptores como podría ser la aparición de una vacuna o tratamiento definitivo contra la calvicie. Esto, que hasta hace nada era una posibilidad remota, ha ganado bastantes probabilidades durante el año pasado. La industria debe mantenerse alerta ente estos avances, que si bien no van a cambiar el escenario este año, sí pueden hacer a medio plazo.

Grandes avances contra la alopecia

En un futuro no muy lejano, ser calvo será una decisión que tome cada individuo. Este es un sector en el que se ha anunciado en varias ocasiones avances que parecían poner fin a la alopecia y que, finalmente, quedaron en aguas de borraja. De modo que hay que tomar este tipo de publicaciones con cierta cautela, aunque sean los propios científicos los que están realizando afirmaciones muy prometedoras. Hace unos meses, Maksim Plikus, el biólogo e investigador de la Universidad de California, declaró a la revista New Scientist que "la gente está empezando a entusiasmarse porque estamos alcanzando un punto de inflexión".

¿Por qué este optimismo dentro del mundo científico? Según revelan desde la prestigiosa revista New Scientist, todo comenzó hace unos 10 años. El biólogo celular Karl Koehler de la Universidad de Harvard logró un avance clave prácticamente sin querer (serendipia). En aquel entonces, él y su equipo intentaban cultivar un tipo de célula que se encuentra en el oído interno utilizando células madre. Estas células del oído están estrechamente relacionadas con las células de la piel, y los investigadores descubrieron que cada vez que intentaban un cultivo aparecían parches piel creciendo como producto secundario. Al principio, esto fue quebradero de cabeza porque entorpecía el trabajo: "Era esa mala hierba de nuestro jardín la que estábamos tratando de eliminar", asegura Koehler. Luego se dieron cuenta de que estos fragmentos de piel, si se dejaban crecer, formaban dos capas (la dermis y la epidermis) y, con el tiempo, incluso folículos pilosos. Esto último lo cambió todo.

Con estos 'pedazos' de piel peluda de Koehler se abría el camino para hacer crecer nuevos pelos, lo cual es todo un avance. "Definitivamente, estamos pensando en esto", afirma Koehler. Sin embargo, habrá obstáculos, como hacer crecer la piel y superar el rechazo del injerto; la piel probablemente tendría que crecer a partir de células madre extraídas del receptor del trasplante. "Todo esto sería muy costoso y lento", pero quizás haya una opción más sencilla.

En la raíz de cada cabello hay un grupo de células de la papila dérmica, que participan en el crecimiento del cabello. Sabemos que, en algunos folículos pilosos, como los de la cabeza, estas células cruciales se pierden con cada ciclo sucesivo de crecimiento del cabello, hasta que desaparecen por completo, entonces ¿por qué no reemplazar las células de la papila dérmica?

Aquí es donde entra en juego las investigaciones de Maksim Pilkus. Investigadores dirigidos por la Universidad de California en Irvine, publicaron un estudio en 2022 que aseguraba que el mecanismo preciso por el cual las células de la papila dérmica (fibroblastos especializados en la producción de señales en la parte inferior de cada folículo piloso) promueven un nuevo crecimiento. Aunque es bien sabido que las células de la papila dérmica desempeñan un papel fundamental en el control del crecimiento del cabello, la base genética de las moléculas activadoras implicadas no se conoce bien. Estos expertos hallaron una molécula llamada SCUBE3 que estimula potentemente el crecimiento del cabello y puede ofrecer un tratamiento terapéutico para la alopecia androgenética.

"En diferentes momentos, durante el ciclo de vida del folículo piloso, las mismas células de la papila dérmica pueden enviar señales que desencadenan el crecimiento de nuevo cabello", aseguraba Maksim Plikus, autor del estudio. "Revelamos que la molécula SCUBE3, que las células de la papila dérmica producen de forma natural, es el mensajero utilizado para 'decir' a las células madre del cabello vecinas que comiencen a dividirse, lo que presagia el inicio del crecimiento de cabello nuevo".

Plikus cree que la molécula SCUBE3 se podría inyectar directamente en el cuero cabelludo, o tal vez podría administrarse como las vacunas que modifican el ARN, donde las células reciben instrucciones para producir la proteína, de manera similar a cómo funcionan algunas vacunas contra el covid-19. Lo primero es entender si SCUBE3 es seguro como fármaco. Una empresa derivada llamada Amplifica ha comenzado ensayos clínicos en etapa inicial para establecer esto, aseguran desde New Scientist.

Las vacunas llevan su proceso

No obstante, desde la Sociedad Española de Restauración Capilar (SERECAP) piden calma y explican en declaraciones a elEconomista.es que "el SCUBE3, se encuentra todavía en fase de investigación, puesto que aproximadamente hace un año, aparecieron los primeros resultados en ratones. En general, un medicamento tarda de 5 a 15 años en poderse comercializar con una media de 10 años, y algunos no llegan a comercializarse en humanos, como ocurrió con el RU-58841", aseguran estos expertos.

"Actualmente, hay varias líneas de investigación prometedoras y esperanzadoras, algunas más cercanas en su comercialización, como el SAMiRNA o terapias con anticuerpos, pero en la mayoría de los casos no los veremos, en el mejor de los casos, comercializados en unos años. En concreto, las terapias con ARN, son estimuladores celulares en esencia, por lo que debe estudiarse si pueden estimular otras células, además de las células diana, otros posibles efectos secundarios y resultados a largo plazo", apostillan desde SERECAP.

No obstante, Pilkus explica que el motivo del optimismo en este campo no tiene que ver con ningún tratamiento en particular. Más bien, la gran esperanza para la gente que sufre alopecia es nuestra creciente comprensión de las señales que impulsan el crecimiento y la caída del cabello. Esto es lo que ha generado un punto de inflexión enorme que sugiere que habrá muchas maneras de intervenir en el proceso. "Eso aumenta las probabilidades de encontrar una estrategia que funcione". Si la vacuna que cura la calvicie termina llegando, la industria del injerto capilar se verá obligada a reconvertirse al igual que ha sucedido a lo largo de la historia con tantas y tantas industrias-profesiones que han quedado desfasadas a medida que la tecnología y la innovación avanzaba.