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Navarra y La Rioja impulsan en la ribera del Ebro el 'Silicon Valley' de la alimentación: así es el mayor centro tecnológico español

Sede del CNTA

Javier Romera

Que inventen ellos. Esta lapidaria expresión de Miguel de Unamuno sobre la tecnología y la ciencia en España forma ya parte del pasado. Al menos en lo que al sector agroalimentario se refiere. La Rioja y Navarra, dos comunidades autónomas bajo distinto signo político -el Gobierno riojano está presidido Gonzalo Capellán, del PP, y el de navarra por María Chivite, del PSOE- se han unido para impulsar en la ribera del Ebro el nuevo Silicon Valley de la alimentación española.

Lo pretenden hacer a partir del CNTA, el Centro Nacional de Tecnología Alimentaria, un referente en el ámbito de la investigación y el desarrollo (I+D) del sector, con sede en la localidad navarra de San Adrián, y que en septiembre de 2023 se fusionó con Fudin, un centro riojano nacido de la integración de otros dos organismos más, el CITA y Cetic, ubicados en las localidades de Calahorra y Alesón. Sus promotores defienden que la agroalimentación, un sector estructural y estratégico para la economía española, y que tiene uno de sus focos en el valle del Ebro, "se enfrenta a grandes retos en las próximas décadas y la innovación y el desarrollo tecnológico son claves para poder afrontarlos con ciertas garantías".

La fusión entre el CNTA y Fudin nace así con el objetivo de impulsar "un sistema alimentario más sostenible, la demanda de soluciones nutricionales personalizadas integrando el concepto alimentación y salud, así como los objetivos de transformación digital, sostenibilidad, seguridad alimentaria, economía circular y nuevas fuentes alternativas de proteínas o cambios en los hábitos de consumo".

El origen del centro

El CNTA tiene su origen, sin embargo, muchos años antes de esta integración. Jorge Jordana, un ingeniero agrónomo, licenciado además, en Ciencias Económicas, había abandonado en 1977 su puesto como funcionario en el Ministerio de Agricultura para crear la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (Fiab), la patronal del sector, de la que fue director general hasta el año 2010 y en la que se mantuvo como consejero de la Presidencia durante seis años más, hasta 2016.

Jordana participó en la elaboración del Primer Plan Nacional de I+D, en el que propuso la creación de los Centros Tecnológicos Nacionales Sectoriales. Su puesta en marcha se realizó así a partir de una Resolución de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología publicada en el Boletín Oficial del Estado del 1 de marzo de 1989. En 1993 se inauguraron de este modo el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA), especializado en conservas vegetales y que el mismo impulsó y el Centro Nacional de Conservación de Productos de la Pesca (Cecopesca) y, en 1994, el Centro Técnico Nacional de la Conserva y Alimentación (CTC); centros que han tenido una gran evolución, estando formados por más de 600 pymes. "En los años ochenta del pasado siglo apenas se oía hablar de innovación. Y en España eran muy pocas las compañías agroalimentarias que tenían un departamento propio. Contaban con ello Danone, Nestlé, Campofrío, y poco más", recuerda en una conversación con elEconomista.es. Autor de la tesis Gestión de la I+D+i Agroalimentaria: Un modelo basado en el aprendizaje social, el entonces director general de la patronal puso en marcha el CNTA.

Jorge Jordana, fundador del centro.

Lo hizo en apenas 200 metros cuadrados para prestar servicios tecnológicos colectivos a una veintena de empresas. Hoy el centro ocupa un espacio de 4.500 metros cuadrados -son 6.000 si se suman los otros dos riojanos-, tiene en marcha más de 100 proyectos de investigación y cuenta entre sus asociados con prácticamente todas las grandes compañías alimentarias españolas, como Campofrío, El Pozo Alimentación, Pascual, Galletas Gullón o Ebro Foods, entre otros.

Aunque de capital privado -el centro está controlado por sus socios, el centro tiene en su consejo a representantes de los gobiernos de Navarra y La Rioja, que trabajan de forma conjunta para tratar de impulsarlo. "Lo que se ha producido aquí es un milagro. Hay dos administraciones de distinto color político, una del PSOE y otra del PP, que colaboran y trabajan juntas para que el centro, que cuenta ya con más de 300 personas en plantilla y todo tipo de investigadores, sea un polo de atracción para la industria agroalimentaria", explica Jordana.

La integración no era fácil porque hay que tener en cuenta que aunque la gestión era privada, Fudin eera de carácter público y estaba controlado por la comunidad autónoma de La Rioja, mientras que el CNTA, aunque de capital privado, cuenta también con el respaldo y el impulso por parte del Gobierno navarro. "Los Gobiernos del PSOEen Navarra, bajo la presidencia de María Chivite, y el PP en La Rioja, con Gonzalo Capellán, se unieron para impulsar así la creación del mayor centro tecnológico español", resalta el fundador de la organización. Las sinergías, según Jordana, son absolutas porque mientras que el CNTA está especializado en conservas vegetales, el CITA se dedica a productos de cuarta y quinta gama y el Cetic está especializado en la industria cárnica. En España existen actualmente un centenar de centros tecnológicos y Jordana está decidido a impulsar una estrategia de crecimiento y consolidación.

Un papel crítico

"En el actual contexto de transformación del sector, los centros tecnológicos juegan un papel crítico y no son una excepción a la necesidad identificada de ganar tamaño para poder competir y apoyar a afrontar los desafíos identificados", explica. En los últimos años, tanto en España, como en Europa, se han ido produciendo en este sentido procesos de integración de centros tecnológicos, como Tecnalia en País Vasco, Eurecat en Cataluña o Idonial en Asturias, que han dado paso a entidades de mayor tamaño, aspecto fundamental para desarrollar su actividad y competir en entornos altamente exigentes y globales, que demandan soluciones integrales a los retos tecnológicos que requieren las empresas y las regiones. Tras su fusión hace año y medio, los responsables del CNTA y de Fudin insistieron, en este sentido que "la unión de ambos centros será una experiencia pionera en España, siendo el primer caso que integra centros tecnológicos ubicados en dos comunidades autónomas diferentes, como La Rioja y Navarra, para impulsar de forma decisiva el apoyo tecnológico a un sector comúnmente estratégico y convertirse de esta manera en el epicentro de la transformación del sector agroalimentario en España".

El objetivo, según insistieron ya entonces, es aprovechar la complementariedad y sinergias entre ambos centros para "generar el primer centro tecnológico privado especializado en el sector agroalimentario en España y con gran potencial de figurar entre los primeros de Europa, pasando a ser un centro referente en tecnologías de fermentación, proteínas alternativas y texturización; y conservación de alimentos, así como en el apoyo al incipiente ecosistema Foodtech".

A falta de que se hagan públicos los datos del pasado ejercicio, en el año 2023, el Centro Nacional de Tecnología Alimentaria alcanzó unos ingresos de 18 millones de euros y llevó a cabo un total de 149 proyectos de I+D para empresas, además de casi 348.000 análisis realizados o las 89.000 acciones formativas llevadas a cabo. Además de a sus 500 empresas asociadas, el CNTA dio servicio y soporte además a 852 clientes y finalizó el año con 251 personas formando parte de su personal cualificado. El centro busca ahora posicionarse con nuevas integraciones y alianzas.