El vivero asturiano de marisco que ha dado la vuelta al mundo sin hacer escala en internet
- La Mar de Tazones entra más de 100 puntos de venta de todo el mundo sin hacer venta online
- La firma está especializada en conservas de marisco 100% natural mínimamente manipulado
- Una bodega en el fondo del mar, la nueva frontera de la viticultura
Javier Mesa
En julio de 1986, en el pequeño puerto pesquero asturiano de Tazones, nacía una empresa familiar dedicada a la importación de marisco vivo, un producto que conservaban en esos viveros comunicados con el agua del mar, más conocidos como cetáreas.
La Cetárea Tazones fue creciendo con los años hasta construir una nueva cetárea en Gijón y una planta de transformación para sus productos gourmet bajo la marca Delicrab. Casi cuatro décadas después, la firma ha vivido un spin off con un giro aún más gastronómico de la mano de la segunda generación en la empresa.
Con apenas 32 años, tras una década desempeñando diferentes puestos en la empresa familiar y haber viajado por todo el mundo en busca de las últimas tendencias culinarias, Dimas Noval, hijo del fundador decide lanzar La Mar de Tazones en 2022, una nueva enseña de conservas de marisco 100% naturales con la que pretende mantener casi intactas las cualidades organolépticos de este producto exclusivo. Para conseguirlo, Dimas puso en práctica novedosas técnicas de extracción de las carnes de especies como el centollo, el buey de mar o las ostras, investigando cómo manipularlas mínimamente antes de enlatar para no romper las fibras del mejor producto seleccionado de Cetárea Tazones.
El joven empresario, encargado en la firma familiar del desarrollo de nuevas marcas, desde la dirección creativa hasta su comercialización, también fue responsable de la inauguración de su tienda física en el gijonés Puerto del Musel y de activar la planta de procesado y limpieza de las conchas de los mariscos, para su venta al canal hostelero. Con este conocimiento y espíritu innovador, la marca arrancó con siete referencias donde la carne de centollo es el producto estrella, pero que cuenta con especialidades únicas como la carne de bogavante azul en aceite de oliva o las ostras en vinagreta de albariño.
Con estas armas, La Mar de Tazones logró facturar en su primer año en el mercado, y sin recurrir a la venta online, unos 50.000 euros simplemente recurriendo a la comercialización en una red de 60 tiendas gourmet y restaurantes españoles y de todo el mundo. De hecho, la firma explica que, "para valorar la confianza depositada en el proyecto, nuestras conservas solo se pueden adquirir a través de sus clientes: tiendas gourmet, comercios minoristas, restaurantes, tabernas y wine bars". Con esta fórmula, en 2024, la firma ha logrado cuadruplicar su facturación hasta a los 200.000 euros.
Con el paso de los meses, la marca ha ampliado su presencia a operadores de referencia como la cadena de restauración temática Ostras Pedrín, las tiendas Coalla o los espacios de El Club del Gourmet de El Corte Inglés. En el terreno internacional, la marca ha conseguido posicionarse en más de 100 establecimientos gastronómicos de todo el mundo pasando de Australia, Singapur, Hong Kong, Taiwán o Dubai, a Panamá, Chicago, Miami, Nueva York, Chicago o Puerto Rico, además de países del entorno europeo como Bélgica, Francia, Italia, Noruega o Suiza.
La buena acogida de su propuesta natural ha hecho que la marca haya lanzado recientemente dos nuevas conservas pinzas y codos de bogavante en aceite de oliva y carne de cangrejo de las nieves al natural procedente de las aguas del Atlántico Norte y del Océano Ártico. Asimismo, en noviembre se atrevieron a lanzar una edición limitada de 500 unidades de su carne de centollo al natural en colaboración con el barcelonés Bar el Pollo, que lanzó tres platos temporales elaborados con el producto de la conservera asturiana.