Retail - Consumo
El alza de los precios anima una campaña de cereal con buenas expectativas aunque irregular
- En Castilla y León y Andalucía las previsiones de la cosecha son buenas
- La sequía golpea algunas zonas de Aragón y Albacete
Eva Sereno, Rafael Daniel
Zaragoza/Valladolid,
Mirando al cielo, al termómetro y a las cotizaciones. Así están los productores de cereal en España. Unos porque la previsión de producción es buena y confían en que no se estropee y otros porque lo poco que hasta ahora creen que podrán cosechar no se eche a perder por la sequía o las altas temperaturas. Es una situación que se vive con incertidumbre y esperanza y también con un cierto ánimo ante la subida de los precios de cereal y poder remontar las dos últimas campañas que pusieron en jaque al sector del cereal.
A nivel internacional, las bolsas de Chicago y París han registrado una clara tendencia alcista de los precios durante la última semana, lo que ha llevado a que se alcancen niveles máximos en los últimos seis o siete meses, explica Rubén Orihuela, operador de Abastores, empresa especializada en la información del mercado del cereal. Un contexto que ha influenciado las cotizaciones en España, llegando a todas las lonjas, prácticamente sin excepción, con subidas de entre 3 y 10 euros por tonelada para el maíz y entre 6 y 8 euros para el trigo y la cebada, superando de media los 200 euros por tonelada.
Es una evolución de los precios y una tendencia alcista que responde y a los datos del último informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). El exceso de lluvias en el llamado cinturón del maíz o Corn Belt de Estados Unidos, así como las inundaciones en Brasil, los problemas con la chicharrita en el maíz en Argentina, la escasez de lluvias en el sur de Rusia y las heladas en algunas zonas del centro marcan esta campaña en la que se espera que el próximo informe recoja un recorte del volumen de producción, especialmente de trigo. "Flaquea la parte europea", afirma Rubén Orihuela, de Abastores. Ya en los últimos datos del USDA, al cierre de esta edición, se rebajaba en 2 millones de toneladas la producción de trigo en la Unión Europea y en países como Ucrania con una caída de 2 toneladas y Rusia con 3,5 millones. Descárguese aquí gratis la revista elEconomistaAgro
Y ¿qué sucede en España? La evolución desigual en el territorio nacional: mientras Andalucía y Castilla y León mantienen expectativas favorables y esperan una buena cosecha, otras autonomías como Aragón y Castilla-La Mancha tienen provincias en las que las pérdidas van a ser cuantiosas, incluso del 100%, por la sequía, la falta de lluvias y la ola de frío, entre otros factores.
Los problemas continúan así para los cerealistas. Con independencia de las expectativas de cosechas, todos denuncian la situación que viven por las importaciones de cereal a precios bajos y los altos costes de producción, que continúan en niveles con los que la rentabilidad del cereal sigue lastrada. Es el caso de por ejemplo de la urea, que se emplea en enero para la primera cobertera y que ahora registra unos precios de entre 500 y 600 euros, que siguen siendo elevados, aunque menos que los 1.000 y 1.200 euros que se llegaron a pagar en el año 2020. El gasóleo sigue la misma línea, al igual que los fitosanitarios.
Andalucía: una cosecha con esperanza
La comunidad andaluza mantiene unas buenas previsiones de cereal, especialmente de trigo, según se desprende de las visitas al campo en las que, además, se observa una escasa presencia de enfermedades y el mosquito del cereal no ha hecho su aparición. Y eso que la campaña comenzó marcada por la sequía y los elevados costes de semillas (635 euros por tonelada en el trigo duro y entre 535 y 610 en los blandos) y de fertilizantes, que los productores han tenido que afrontar después de registrar una anterior mala campaña y sin que algunos de ellos hayan podido recibir la ayuda de la PAC en octubre por la dificultad de cumplir con la figura del agricultor activo, señala Macu García, técnico de Asaja Sevilla.
A pesar de ello se han mantenido la superficie de cultivo en el trigo duro (197.351 hectáreas) en el año 2024 sobre 2023 e, incluso, ha crecido un 1% en el trigo blando hasta las cerca de 126.000 hectáreas en esta autonomía en la que la provincia de Sevilla es la principal productora. También en Córdoba y Cádiz hay buenas perspectivas. Se espera cosechar una media de 4.000 y 4.500 kilos por hectárea en trigos blandos, duros y cebada, 3.000 kilos en avena y 2.000 en habas y guisantes. Con estos datos, se calcula que la cosecha incluso "puede estar entre un 20% y un 30% por encima de un año normal en el que se recogen una media de 3.800 kilos, incluso por encima de los 4.500 kilos", afirma Ramón García, responsable de Cereal y secretario provincial de COAG Sevilla.
Pese a estas estimaciones y la subida de precios -el trigo entre 268 y 296 euros por tonelada según la clasificación-, se está lejos de que los productores puedan cubrir costes. Por ejemplo, en el abonado, con los nitrogenados y los complejos o el triple 15, entre otros, han subido el 77% y el 103%, respectivamente. "Las ayudas a la PAC compensan, pero sigue siendo poco rentable sacar adelante una hectárea en secano", añade Macu García.
Y esto hace que el paisaje agrario andaluz esté cambiando. Frente a cultivos como el maíz, "que ya no se siembra porque es exigente en agua", incide Ramón García, se pasa a otros cultivos más rentables y que permiten competir con producciones como las procedentes de Estados Unidos y Ucrania. El girasol, las leguminosas -garbanzos- empiezan a estar más presentes, en parte impulsados por la PAC, así como los olivos en intensivo animados por los precios del aceite de oliva.
Aragón: graves daños por la sequía
La falta de lluvia lastra el cultivo del cereal en esta Comunidad. Según datos de UAGA-COAG se estima que 146.000 hectáreas no van a poder cosechar por los efectos de la sequía y 175.000 hectáreas sufren daños muy importantes, afectando sobre todo a las parcelas de secano en la margen derecha del Ebro y en la provincia de Teruel.
En las comarcas de la Ribera Baja del Ebro, Campo de Belchite, Caspe, Andorra, Bajo Aragón y Bajo Martín, las pérdidas afectan a la totalidad de la superficie de trigo, cebada y triticale, con 95.400 hectáreas. Significativos son los daños -del orden del 90%-, en la ribera del Huerva, Valdejalón, Cuencas Mineras, Matarraña, Maestrazgo y Gúdar-Javalambre. En el resto de comarcas de la provincia de Zaragoza y de Teruel, con la excepción de Albarracín, las pérdidas superan el 40%, aunque en función del tipo de suelo, los daños alcanzan hasta el 80%.
La situación dista de la vivida en Huesca, que registra perspectivas positivas según los datos de Asaja, que cifran en 980.000 toneladas la cosecha. Un dato que no alcanza los más de 1,1 millones de kilos de 2020. En la Comunidad se estima una producción total de 1.880.000 toneladas en cereales de invierno en secano, cercana los más de 2 millones de 2020, que fue un buen año.
Los daños han llevado a las organizaciones agrarias a pedir la reunión de la Mesa de la Sequía, que se ha celebrado el pasado 14 de mayo. Las organizaciones han coincidido en pedir ayudas directas y no préstamos bonificados para agricultores profesionales en comarcas castigadas por la sequía y que han declarado en la PAC haber sembrado cereal de secano porque, para muchos productores, será el segundo año sin ingresos y ya en octubre, para afrontar los gastos de las labores de siembra, se tuvo que echar mano de ahorros o préstamos.
Sin embargo, desde el Departamento de Agricultura, el consejero Ángel Samper, ha anunciado que no dará ayudas directas, abogando por la flexibilización del cobro de la PAC y por estudiar alguna otra medida de "acompañamiento". Una solución que ha decepcionado a las organizaciones agrarias. Además, desde UPA, su secretario general, José Manuel Roche, pide que la ganadería extensiva aproveche lo poco que queda de algunas producciones, mientras que el secretario general de UAGA-COAG, José María Alcubierre, incide en "medidas quirúrgicas y rápidas" en alusión a las zonas que las precisan, y Ramón Solanilla, secretario general Asaja Aragón pone el foco también en el pago inmediato de las ayudas que faltan por pagar de la Solicitud PAC 2023, entre otras medidas.
Castilla-La Mancha: la excepción de Albacete
En Castilla-La Mancha las previsiones no son muy halagüeñas en algunas provincias. "Espero que no sea tan catastrófico como la campaña anterior, aunque es pronto porque hay zonas tempranas sin espigar como Guadalajara -en esta provincia, el 95% son cerealistas-. No va mal en Cuenca y Guadalajara, aunque todavía falta mucho", señala Ángel Estanislao Gálvez, presidente de COAG Castilla-La Mancha, quien incide en que sí se observa una disminución de la superficie cultivada a raíz de las malas campañas anteriores. Él mismo ha plantado 200 hectáreas menos por ese temor.
La peor previsión está en Albacete -su producción supone cuatro quintas partes-, por la sequía. "No ha llovido nada desde septiembre de 2023. Ha caído en la zona de Alcaraz y La Mancha 70 litros. Las siembras han nacido mal y se ha perdido grano. En Semana Santa cayeron 66 litros. Echamos nitrogenado y herbicida y hemos hecho más gasto porque se está secando", apunta Jorge Navarro, vicepresidente de Asaja Castilla-La Mancha, quien aclara que ya el año pasado no se segó el 60%. Y, aunque todavía es pronto porque se cosecha a mediados de junio, "va ser un año malo, no; lo siguiente. En cuanto pasa del 60% o 70% ya no es rentable la cosechadora", incide. Navarro también explica que "quien tiene seguro de invierno, ya está dando parte". Al igual que en otras autonomías, también la superficie de cultivo -del orden de 100.000 hectáreas-, se pasan a otra producción porque el cereal no es rentable.
Bien presentada en Castilla y León
En Castilla y León, la principal comunidad cerealista, la cosecha de cereal en Castilla y León "viene bien presentada" según el el presidente regional de Asaja, Donaciano Dujo, a expensas de lo que ocurra en este mes de mayo, que en principio está acompañando con las lluvias intermitentes de estos días y las bajas temperaturas. Una precipitaciones que además están facilitando la buena nascencia del girasol.
Gracia a esas últimas precipitaciones, algunas fuentes del sector agrario apuntan a que se puedan alcanzar en Castilla y León sumando regadío y secano los 8 millones de toneladas, frente a los 3,2 millones de la pésima campaña del pasado año.