Retail - Consumo
Así es la botella de agua que se desintegra cuando termina de beberse
- Algari está hecho a base de agar, una sustancia extraída de algas marinas rojas
- El envase está hecho de materiales 100 % naturales
Cristian Gallegos
La misión apunta al cuidado medioambiental y a la eliminación de la huella de carbono. Para ello, han surgido una serie de inventos que intentan contribuir con esta causa y hacer un gesto por el planeta. Entre estas creaciones está Agari, la botella de agua que se desintegra después de beberse.
La tendencia apunta a realizar productos con sello 'ecofriendly'. Como el caso de Hipli, un sistema de embalaje textil 100 veces reutilizable que nace como alternativa a la caja de cartón y al plástico, del cual comentamos hace unos meses.
Las cifras sobre el desperdicio de las botellas de plástico en todo el mundo son desoladoras. Según datos recogidos por National Geographic "en 2018, la producción global de plásticos fue de 359 millones de toneladas, un peso similar al aproximado de la población mundial. Cada minuto, se vende un millón de botellas de plástico en todo el mundo y cada una de ellas tarda unos 450 años en descomponerse (si no está a la intemperie, la cifra se aproxima a los 1.000 años)"
Ante este catastrófico escenario, cabe preguntarnos, ¿por qué estamos usando materiales que tardan cientos de años en descomponerse en la naturaleza para beber una vez y luego tirarlos?"
Las fuerzas por revertir esta situación salen a la luz de la mano de personas y creadores como Ari Jonsson, un islandés que diseñó una botella que comienza a desintegrarse una vez que se acaba el líquido que lleva en su interior.
Producto a base de mar
Para llevar a cabo este prometedor invento, Jonsson utilizó un producto marítimo para crear el envase. Se trata de agar en polvo, una sustancia extraída de algas marinas rojas que es utilizada en la industria de alimentos.
Jonsson, que estudió diseño en la Academia de las Artes de Islandia, exhibió el proyecto por primera vez durante el festival 'DesignMarch' de Reykjavik en 2016.
Después de leer acerca de la cantidad de desechos plásticos que se producen todos los días, el diseñador sintió la necesidad "urgente" de desarrollar un material de reemplazo.
"Leí que el 50% del plástico se usa una vez y luego se tira, así que siento que hay una necesidad urgente de encontrar formas de reemplazar parte de la cantidad irreal de plástico que hacemos, usamos y tiramos todos los días", declaró Jonsson a Dezeen.
Desarrollo del invento
Según explica el medio, el diseñador comenzó a estudiar las "fortalezas" y "debilidades" de diferentes materiales para determinar cuál podría ser adecuado para usar como botella de agua. Finalmente, se encontró con una forma de agar en polvo, una sustancia hecha de algas.
Cuando se agrega polvo de agar al agua, se forma un material gelatinoso. Después de experimentar para encontrar las proporciones adecuadas, Jonsson calentó lentamente la sustancia antes de verterla en un molde con forma de botella que se había guardado en el congelador, detalla Dezeen.
Luego giró el molde mientras se sumergía en un balde de agua helada, hasta que el líquido del interior tomó la forma de la botella. Se colocó en un refrigerador durante unos minutos antes de extraer la botella de agar del molde. Mientras la botella esté llena de agua, mantendrá su forma, pero tan pronto como esté vacía, comenzará a descomponerse, agrega el medio.
Reutilización comestible
"Si falla, o si el fondo es demasiado delgado o tiene un agujero, puedo recalentarlo y volver a verterlo en el molde", explicó Jonsson.
Como la botella está hecha de materiales 100 % naturales, el agua almacenada en su interior es segura para beber, aunque Jónsson señaló que después de un tiempo puede que el agua tenga una pequeña cantidad de sabor de la botella. Incluso sugirió que, si al usuario le gusta el sabor, puede comer la botella misma cuando haya terminado de beber.