José María Álvarez, secretario general de UGT: "La DUI no se va a repetir, pero el problema perdura"
- "Negociamos con CCOO para pedir alzas salariales de en torno al 3%"
- "Ni la DUI ni el 155 tendrían que haber ocurrido", ha dicho Álvarez
Esther Esteban
Cuando le preguntas si, con todo lo que ha llovido en Cataluña, tiene su alma dividida en dos, por su condición de asturiano de nacimiento, catalán de adopción y secretario general de la UGT a nivel nacional, responde con un "no" rotundo, sin matices, y añade, sin darse un respiro, que desde que lidera el sindicato tiene más elementos para analizar la situación. "Cataluña tiene que ganarse España y en ese sentido hay mucho trabajo que hacer, porque la mayoría de los catalanes quieren ser españoles", señala. A José María Álvarez (Belmonte de Miranda, Asturias, 1956) todos en su entorno le llaman Pepe, haciendo honor a su fama de hombre campechano y sencillo, que tiene un discurso de sindicalista en estado puro, sin ninguna concesión a la galería, pragmático y resolutivo. Es la cara y la voz de la UGT, el hombre que lidera uno de los dos sindicatos más importantes de España y ha conseguido en un tiempo récord lo que parecía casi imposible: elevar el nivel de afiliación, en descenso desde hacía años.
Haber liderado durante un cuarto de siglo la UGT catalana, y llevar afiliado al sindicato socialista desde el 75 le han curtido en batallas laborales de todo tipo y no está dispuesto a bajar la guardia. La entrevista se celebra mientras se desplaza a Asturias, donde pasa estos días navideños. Califica de "corta" la subida del salario mínimo. Sitúa el aumento salarial del año próximo en torno al 3% e insiste en que no puede haber salarios por debajo de los mil euros. Es absolutamente inmisericorde con la subida de la luz y califica la actuación de las eléctricas de golfería. Dice que no habrá otra DUI, que aplicar el 155 fue un error y que los jueces tienen que tener en cuenta lo ocurrido, aplicando criterios que cierren heridas. Se muestra muy crítico con el papel del Rey y no tiene pelos en la lengua.
El salario mínimo subirá un 4% este año, un 5% el siguiente y un 10% en 2020, ¿es suficiente?
Yo creo que el SMI se queda corto. Una persona con 850 euros por 14 pagas o 990 por 12 pagas en 2020 no puede vivir, y menos si tiene que mantener una familia. En todo caso, hay que valorarlo en términos relativos, y el aumento es muy importante, porque en 4 años se habrá subido casi un 30%. Seguramente no haya un ciclo histórico de aumento tan importante del SMI, además va a afectar a las personas que tienen los salarios más bajos, unas 530.000 ahora, y en 2020 pasarán de los 2 millones.
¿Se acerca a la Carta Social Europea o todavía estamos muy lejos de los países avanzados?
Se acerca a la Carta Social Europea, pero no se sabe exactamente, porque esa estadística no existe. En 2020 estaremos en condiciones de dar el paso que nos sitúe en la senda que recomienda la UE. Mientras no recuperemos la negociación colectiva como el instrumento eficaz para poder repartir la riqueza que generan las empresas, tenemos que utilizar el salario mínimo y la negociación con el Gobierno, y a eso no vamos a renunciar.
¿Qué pasa si no se crece el 2,5%, que es la condición con la que se ha firmado este acuerdo?
Si no se crece al 2,5% en 2019 tendremos un problema mucho más grave incluso que la no subida del salario mínimo, porque querrá decir que el país no va bien. La previsión es que los parámetros se van a cumplir.
¿El hecho de que hayan llegado a este acuerdo aleja el fantasma de la huelga general?
La huelga general es un derecho al que no renunciamos, y el acuerdo del SMI no es ni un aperitivo. Lo valoramos positivamente, y crea dinámicas interesantes para la negociación colectiva, pero si no las genera, y el Gobierno persiste en unos presupuestos de las características que hemos visto, la respuesta sindical será contundente, con una modalidad de huelga o con otra. Este año 2018 tiene que ser el de la recuperación de derechos, salarios y del reparto de riqueza que se está generando en nuestro país.
CEOE dice que gracias a esta firma se va a poder controlar, en parte, la economía sumergida, ¿es así?
Va a servir para subir los salarios a las personas que están en peores condiciones y puede servir, en parte, para ayudar a que salgan trabajadores de la economía sumergida, porque algunos no trabajarán por debajo de ese límite del SMI...
¿Apuestan por una subida salarial del 3%, tal como plantearon en sus órganos de dirección?
Estamos todavía negociando con CCOO pero, efectivamente, se han señalado subidas en torno al 3% en nuestras jornadas de negociación colectiva, ratificadas por el comité federal. Hay dos variables a tener en cuenta: que ningún convenio esté por debajo de los mil euros y que el aumento debe recuperar poder adquisitivo e incorporar tanto la inflación prevista como los aumentos de la productividad.
¿Es verdad que estamos viendo el final de la crisis?, ¿que la recuperación económica será sólida, sana y social, como dice el Gobierno?
Estamos en un proceso de recuperación de la economía macro, pero la micro, la que afecta a las personas directamente, en absoluto. Tenemos un grave problema de precariedad del empleo que tiene que ver con la estacionalidad y también con la baja calidad de las cosas que producimos. Nosotros hemos apostado muy fuerte porque en este país haya un gran acuerdo por la industria, porque es la que puede dar al final estabilidad y calidad de empleo.
Pues muchos creen que tenemos que resignarnos a que nuestros hijos vivan peor que nosotros...
Eso hay que revertirlo. Esa especie de maldición bíblica que algunos proclaman de que nuestros hijos vivirán peor que nosotros no tiene por qué ser una realidad. Hay que aprovechar la nueva situación que se plantea para que el trabajo sea mucho mejor, porque la tecnología, la digitalización, es progreso. A partir de ahí, repartir el tiempo del trabajo, generar un tiempo nuevo para la formación continua. Estas son las claves del futuro.
Cambiando de asunto, ¿qué le ha parecido el resultado de las elecciones en Cataluña?
Lo que ha pasado el 21-D tiene que ver con una campaña muy polarizada, con una sociedad que se sitúa en dos bloques y donde las propuestas concretas de los asuntos que afectan a los ciudadanos, ni han tenido peso en la campaña ni a la hora de ir a votar. Ahora hay que establecer el diálogo y tender puentes internos en Cataluña, entre las personas que piensan de una u otra manera. La fractura interna que se ha producido es muy grave.
Entonces, ¿vamos a una legislatura ingobernable?
Habrá que esperar para ver si la nueva coyuntura en el Parlament es tan ingobernable como parece. Tengo esperanzas de que se puedan restablecer puentes, que es lo que va a favorecer a la mayoría de la sociedad catalana y española.
¿Que Inés Arrimadas haya ganado las elecciones, aunque no gobierne, es una cuestión a tener en cuenta por Junts per Catalunya y ERC?
La situación en Cataluña es difícil, y hay que tener en cuenta a todas las formaciones políticas. Hay que ir sumando y quitando peso a los extremos. Por lo tanto, hay que tener en cuenta a Ciudadanos, a Esquerra Republicana, a Junts per Catalunya, o al PSC. Estas victorias que se han proclamado después de las elecciones tienen bastante de partidarias y hablan poco de los compromisos. Si no suman voluntades entre todos no vamos a poder construir un futuro que haga que los ciudadanos de Cataluña podamos vivir en mejores condiciones. Hay que apelar a la responsabilidad de quienes formen gobierno, y a la de los demás también.
Puigdemont está en Bruselas y si viene le detienen, y Junqueras en la cárcel. ¿Cómo se avanza en esto si la justicia les pisa los talones?
Habrá que esperar. Es muy pronto para poder ver cómo se va a ir situando la nueva realidad en Cataluña. Los jueces tienen que aplicar las leyes, pero también ser conscientes de la sociedad en la que están. Sus actuaciones, partiendo de la legalidad, tienen que estar acompasadas con criterios que permitan ir cerrando heridas. En todo caso, esa es una cuestión que le corresponde a la justicia, pero insisto, los jueces no son ajenos al momento político, lo que no significa que no sean independientes.
¿Cree que la DUI no se repetirá o volveremos al punto de partida?
Estoy seguro de que la DUI no se volverá a repetir, lo cual no quiere decir que no perdure el problema, porque una parte muy importante de la sociedad catalana quiere que haya más autogobierno, y esa gente no va a desaparecer de la noche a la mañana. Hay que buscar soluciones y encontrar un mejor encaje de Cataluña en España.
Usted ha sido partidario del derecho a decidir. ¿Ahora valdría esa fórmula o ese tiempo ya pasó?
Es evidente es que si el derecho a decidir se hubiera aceptado en su momento, hoy no estaríamos en la situación en la que estamos, y al propio resultado de las elecciones me remito. Hay una mayoría de ciudadanos de Cataluña que probablemente dijera no a la independencia si se les preguntara , pero ahora estamos en otra fase y volver a plantear algunos temas no conduciría a ninguna solución.
¿El PP se ha llevado la peor parte de la aplicación del 155 y eso puede desgastar a Rajoy a nivel nacional?
La polarización que ha habido en las elecciones se ha vuelto en contra del PP de una manera clara, pero tampoco al PSOE le ha beneficiado su enfoque tranquilo, de tender puentes. Creo que extrapolar estas elecciones a otro tipo de convocatoria, incluso a las próximas elecciones al Parlament de Cataluña, es un error, y no deja de ser una especulación gratuita. El 21D se ha votado en un contexto con un nivel de polarización altísimo, y eso sólo beneficia a los extremos.
¿Tuvo ocasión de hablar con el presidente del Gobierno sobre este asunto el día que firmaron el acuerdo del salario mínimo?, ¿le encontró con ganas de seguir?
Yo a Rajoy le encontré bien. No tuvimos ocasión de hablar directamente de Cataluña, sólo hablamos de los acuerdos que firmamos y de la necesidad de recuperar el diálogo social, pero vamos, no vi nada que me haga pensar en una convocatoria de elecciones anticipadas.
¿Qué le parece las discrepancias que han aflorado en el lado independentista por quién debe ser elegido presidente de la Generalitat?
Tengo la sensación de que opiniones divergentes las hay en los dos grupos, los constitucionalistas también están discrepando, y entre los independentistas es evidente que hay fricciones. Detrás de los partidos y sus posiciones hay intereses partidistas legítimos, que estamos visualizando de manera clara, pero es normal cuando se juegan todos tanto. Habrá que esperar para ver si esas discrepancias se mantienen.
Aznar le vuelve a meter el dedo en el ojo a Rajoy, poniendo en valor la victoria de Ciudadanos…
Rivera, con amigos como Aznar, no sé si podría llegar muy lejos. Esa es una amistad peligrosa para él. Es como si hubiera una nueva esperanza de que la derecha más recalcitrante y ultraliberal vuelva a instalarse en nuestro país. Insisto en que hay que hablar más de los problemas de los ciudadanos, de cómo vamos a subir los salarios, de la sanidad, las pensiones, etc. Los sindicatos en 2018 vamos a hablar de nuestro libro, que es el de las personas que tiene dificultades, y dejaremos de situar en el centro del debate los temas identitarios.
¿Qué le pareció el discurso del Rey, tan criticado por Podemos, que dice que fue al dictado del PP?
Los discursos del Rey siempre están muy marcados por la posición política del Gobierno de turno. Me pareció bien la referencia que hizo a la calidad del empleo, y eché en falta que se refiriera al reparto injusto de la riqueza. En cuanto a Cataluña, encontré un mensaje sustancialmente diferente de lo que fue su intervención del mes de octubre.
Supongo que a un republicano como usted tampoco le emocionan los discursos del Rey. ¿Qué diferencias vio respecto a octubre?
Sí, soy republicano, y reconozco que el día de Nochebuena escuché el discurso íntegro del Rey por mi condición de secretario general de UGT. De todos modos, creo que conviene restaurar el papel de la Monarquía, porque si un republicano piensa que la Monarquía no tiene mucho sentido, ya no tiene ninguno si entra directamente en política y sobrepasa las obligaciones de su cargo.
¿Me está diciendo que el Rey en octubre sobrepasó su dimensión institucional de Jefe del Estado?
Mi visión de ese discurso de octubre se la diré como ciudadano de Cataluña, no como secretario general de la UGT. Pienso que hay ciudadanos de Cataluña a quienes nos hubiera gustado que el Rey hubiera mirado más a todos, no sólo a una parte. En todo caso, insisto que la Corona debe resituarse en su papel de árbitro y moderador que le otorga la Constitución, y nada más.
¿La aplicación del 155 ha sido moderada y debe retirarse?
El 155 no tiene nunca una aplicación moderada. Es un artículo extremo y, por tanto, creo que de la misma manera que la DUI nunca se tenía que haber producido, el 155 tampoco. Cuando se estiran mucho las leyes, después es muy difícil que vuelvan a restablecerse plenamente los derechos, no sólo en relación con las Autonomías, sino desde una perspectiva general. La vigencia del 155 es la que se acordó en el Senado, de restablecer la legalidad tras las elecciones y la elección de un nuevo Parlament y un nuevo Gobierno. Alargarlo no tiene sentido.
¿La fuga de empresas de Cataluña es un quebradero de cabeza para los sindicatos?
Hasta ahora, ha sido mayoritariamente de sedes sociales. En todo caso, la situación que se está produciendo es muy negativa. Conviene restablecer el sosiego, la tranquilidad y la estabilidad política para que Cataluña se recupere económicamente de forma inmediata, y si no se hace se complicarán las cosas.
¿La subida de la luz es inevitable?
La subida de la luz es absolutamente evitable. Hay que acabar con las golferías de las compañías eléctricas, que están haciendo unos dividendos escandalosos. El Estado no puede abdicar ni mirar a otro lado en relación con un producto tan esencial como es la energía, y en ese sentido hemos pasado de un monopolio estatal a un oligopolio entre cuatro. Yo creo que se puede y se debe de actuar para contener los precios y para moderar los beneficios de las grandes compañías.
¿Ese es el precio a pagar por tener a expolíticos en sus consejos de administración?
Yo podría hacer populismo y decir que estas subidas tienen que ver con que haya expolíticos en los consejos de las empresas eléctricas, pero eso sólo es una parte, vistosa periodísticamente, y bastante insoportable para las personas que no llegan a final de mes o les cortan la luz, pero el problema es más de fondo. Hay que controlar el sector, porque está absolutamente monopolizado por unas cuantas compañías que son las que marcan las reglas, y que recuperar la tarifa de acuerdo con los costes que tiene y con las propias necesidades de la población.