La delicadísima sustitución de José Manuel Maza
- Su sustituto debe seguir la senda ya aprobada
- Audiencia Nacional y Supremo validan sus tesis
Pedro del Rosal
El fallecimiento del fiscal general del Estado, José Manuel Maza, plantea al Gobierno la delicada situación de pilotar la transición al frente de la institución sin que se produzcan giros bruscos en el criterio jurídico mantenido hasta el momento en los procedimientos iniciados contra los impulsores del 'procés'. Y no porque no quepa discrepar de la posición sostenida por Maza, sino porque cualquier bandazo será utilizado por el independentismo para alimentar la soflama de que las investigaciones abiertas son parte de un proceso político contra el separatismo, diseñado en el Consejo de Ministros y ejecutado por la Fiscalía.
Maza fijó un rumbo claro. La Fiscalía ha sido muy severa con los dirigentes separatistas, pero siempre fundamentando de modo muy sólido sus posiciones. Tanto es así, que hasta la fecha, tanto la Audiencia Nacional como el Supremo han validado sus tesis, incluyendo la más delicada: la de la existencia de una intimidación suficiente para apreciar al violencia que exige la rebelión. El nuevo fiscal general debe seguir esta senda con rigor y moderación.
En las causas sobre el 'procés' el Estado se juega gran parte de su credibilidad. Tanto la interna, porque una actuación acomplejada en la exigencia del respeto a la ley sería muy nociva para el interés general, como la externa, porque la atención internacional obliga a redoblar el respeto a las garantías judiciales.