Opinión

Europa necesita al sector eólico y el sector eólico necesita a Europa

  • El coste de generar energía limpia registró mínimos históricos en el año 2024
  • La energía se ha convertido en una moneda de intercambio vital en el área geopolítica
  • Europa se ha fijado el objetivo de alcanzar los 450 GW de energía eólica en 2030
Aerogenerador perteneciente a un parque eólico

Vinod Philip
Madrid,

Europa se encuentra en una encrucijada, en un momento clave en la batalla por la competitividad industrial en el que puede triunfar o fracasar según las decisiones que se tomen. Son muchos los informes en los que se destaca que los precios de la energía, elevados y volátiles, son una de las principales dificultades a las que se enfrenta la industria europea.

En este contexto incierto, caracterizado por la creciente demanda de energía y una enorme inestabilidad geopolítica, algunas voces críticas se preguntan si los ambiciosos objetivos medioambientales europeos ponen en peligro su competitividad. Los precios de la energía han caído considerablemente desde los máximos alcanzados hace más de dos años, pero las empresas de la Unión Europea siguen soportando tarifas eléctricas entre dos y tres veces más altas que las de Estados Unidos, y precios del gas natural entre cuatro y cinco veces más elevados. Mientras esto ocurre, el coste de generar energía limpia registró mínimos históricos en 2024. Las renovables se han convertido en la fuente más barata de generación de energía a gran escala en casi todos los mercados europeos.

La expansión de las renovables no es una carga para la competitividad de Europa; al contrario, la fortalece. Por eso, necesitamos que su crecimiento sea aún más ambicioso, con una mayor industrialización de un sector clave para la competitividad europea. Más allá de la competitividad económica, la energía se ha convertido en una moneda de intercambio fundamental en el ámbito geopolítico. Europa debe reducir su dependencia energética; aumentar el peso de las energías renovables en el mix energético es esencial para lograr este objetivo. Las políticas de descarbonización ofrecen a Europa la oportunidad de reducir los precios de la electricidad, avanzar en la seguridad energética y convertirse en líder mundial en tecnologías limpias.

La buena noticia es que Europa ya cuenta con una base sólida en energía eólica. En 40 años, la tecnología eólica ha evolucionado de prototipos iniciales a proyectos a gran escala capaces de suministrar electricidad a millones de hogares. El año pasado, Dinamarca tuvo la mayor proporción de energía eólica en su mix eléctrico, con un 56%, mientras que España, Reino Unido, Irlanda, Suecia, Alemania, Países Bajos, Portugal y Lituania cubrieron más de la cuarta parte de su demanda eléctrica con energía eólica. La industria eólica está haciendo sus deberes, con inversiones de miles de millones de euros, el incremento de la producción en las fábricas y la formación de mano de obra cualificada. Y esto está impulsando la economía: el sector genera unos 400.000 empleos en Europa y aporta 60.000 millones de euros al PIB europeo cada año.

El camino hasta aquí no siempre ha sido fácil. Factores externos, como la pandemia, la guerra en Ucrania, la interrupción de las cadenas de suministro y el aumento de los costes han afectado de forma significativa al sector. Además, los fabricantes de aerogeneradores nos hemos enfrentado a importantes desafíos por haber puesto demasiado el foco en precios bajos y en ciclos acelerados en el desarrollo de los productos. El hecho de que hayamos alcanzado la madurez y la competitividad que tenemos actualmente a pesar de estos desafíos demuestra la fuerza y la resiliencia de la industria eólica.

Todavía quedan retos por delante. Europa se ha fijado el objetivo de alcanzar los 450 GW de energía eólica en 2030. La cadena de valor europea está realizando importantes inversiones para alcanzar este ambicioso objetivo. Pero para garantizar que aprovechamos el potencial de la energía eólica en Europa, los responsables políticos deben centrarse en lo que realmente aporta valor.

Necesitamos urgentemente soluciones eficaces para impulsar la electrificación y la visibilidad del mercado a largo plazo, mediante instrumentos financieros de reducción de riesgos. Además, es esencial contar con un mercado energético europeo plenamente integrado y sólido. Esto incluye fomentar las interconexiones y garantizar el despliegue adecuado y la planificación a largo plazo de las redes energéticas. Por último, es crucial una coordinación eficaz de las políticas públicas entre los Estados miembros de la UE, junto con procesos ágiles de concesión de permisos y unas condiciones de competencia equitativas para los fabricantes.

El Pacto por una Industria Limpia aborda estas cuestiones, pero es imprescindible convertir lo antes posible estas ambiciones en realidad. Un sector eólico fuerte y una base industrial competitiva no deben verse como fuerzas contrapuestas. Es justo lo contrario: son dos partes integrales de la misma ecuación ganadora. La fortaleza industrial de Europa depende de la competitividad de su industria eólica. Europa necesita al sector eólico y el sector eólico necesita a Europa.