Opinión

Nuevo registro horario digital: ¿cómo afectará a las pymes?

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Victoria Miravall
Madrid,

La reciente aprobación del anteproyecto de ley para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales ha traído consigo otras medidas que introducen cambios significativos en el panorama laboral español, como la obligatoriedad de contar con un registro horario digital.

El registro horario no es una novedad: se reguló en 2019 a través del Real Decreto Ley 8/2019, de 12 de marzo, si bien entonces se permitía el uso de distintos medios, incluido el papel, para registrar el horario de inicio y de final de la jornada laboral. Ahora, el Gobierno ha dado un paso más al establecer que este registro debe ser realizado por medios digitales y al endurecer las sanciones por su incumplimiento, ante la evidencia de que sigue siendo una tarea pendiente.

Con el fin de garantizar el cumplimiento efectivo de la jornada laboral, el anteproyecto de ley incluye la obligación de que las empresas cuenten con un "registro diario de jornada digital objetivo, fiable y accesible"; también indica que "el registro deberá ser accesible de forma remota para la Inspección de Trabajo y Seguridad Social y para la representación de las personas trabajadoras".

Así, estamos ante un importante cambio de sistema con implicaciones tanto para las empresas como para las personas trabajadoras. Para las pymes, el control horario puede convertirse en una herramienta clave para obtener información detallada sobre la productividad y la eficiencia de los empleados o equipos de trabajo, lo que facilita la toma de decisiones estratégicas, optimiza recursos y procesos y mejora la gestión general de las jornadas laborales.

Por otro lado, para los trabajadores, el control horario refuerza la transparencia respecto a su tiempo de trabajo, visibiliza las horas extras realizadas y fomenta un mejor equilibrio entre la vida personal y profesional. Sin embargo, y a pesar de las ventajas, esta medida va más allá de mejorar la productividad empresarial o proteger los derechos de los empleados: también pone sobre la mesa la necesidad de adoptar herramientas digitales para la gestión del tiempo de trabajo. Es decir: supone una oportunidad para transformar nuestra cultura laboral, apostando por una gestión estratégica de las horas de trabajo a través de la digitalización.

En este escenario, el registro horario, así como otros cambios que incluye el anteproyecto como el derecho a la desconexión digital, son un claro ejemplo de cómo la tecnología puede facilitar el cumplimiento de la normativa. La digitalización se convierte, así, no solo en una necesidad, sino también en una oportunidad para optimizar procesos: herramientas como los sistemas de gestión empresarial o aplicaciones específicas para la gestión del tiempo permiten registrar la jornada de manera automatizada, evitando errores manuales y mejorando la productividad. Además, la adopción de soluciones digitales puede ofrecer beneficios adicionales, como un análisis más detallado de la organización del trabajo, que ayuda a la hora de tomar decisiones.

El esfuerzo en términos de inversión que las pymes tengan que hacer para dotarse de una solución tecnológica de gestión del tiempo se ve mitigado actualmente con el programa Kit Digital, que ofrece ayudas de los Fondos Europeos Next Generation para cubrir este tipo de necesidades e impulsar la digitalización del tejido empresarial.

El uso de medios digitales tiene el potencial de beneficiar a las pymes a medio plazo, proporcionando un marco laboral más estructurado que mejore la transparencia y el bienestar de los empleados, lo que puede traducirse en mayores niveles de compromiso y productividad. La clave para aprovechar este cambio estará en la capacidad de adaptación de las empresas, basada en una apuesta decidida por la tecnología y la formación continua.

El registro horario no debe verse únicamente como una obligación legal, sino como una oportunidad para modernizar las relaciones laborales. Con las herramientas adecuadas y el soporte necesario, las pymes pueden transformar este reto en un impulso hacia la digitalización y adaptarse a un mercado laboral en constante cambio.