Alemania va a las urnas, pero su bolsa ya ha votado
Roberto Scholtes
Alemania celebra elecciones parlamentarias este domingo 23 de febrero. No se esperan grandes sorpresas en cuanto a los porcentajes de voto, pero unas décimas arriba o abajo podrían tener consecuencias cruciales para la conformación del gobierno y su margen de maniobra fiscal. En cualquier caso, a pesar del estancamiento económico y político, la bolsa alemana ha tenido un comportamiento espectacular en los últimos años, pero aún tiene potencial para evolucionar al menos como el resto de los mercados europeos.
Las encuestas, que en ese país suelen tener un notable grado de acierto, llevan tiempo relativamente estables, con la CDU de centroderecha holgadamente por delante con alrededor de un 30% del voto, la AfD de extrema derecha consolidándose cerca del 20%, los socialdemócratas del SPD en torno al 15% y los Verdes del 14%.
Pero la clave es que la distribución de escaños se verá afectada significativamente por si tres partidos más pequeños (los liberales, los izquierdistas de Die Linke y su escisión BSW) superan o no el umbral de entrada en el Bundestag (5% de los votos o victorias en tres circunscripciones). Si se quedan fuera, la CDU estará en disposición de elegir socio de coalición, sin necesidad de un tripartito. Y también estaría asegurada la mayoría de dos tercios para reformar la norma constitucional que constriñe su política fiscal.
Pero si al menos dos de ellos entraran, podría obligar a los partidos tradicionales a formar una coalición tripartita, más complicada, menos operativa y que llevaría meses para acordarse. Si lo hacen, sumarían una minoría de bloqueo de un tercio de los escaños para cualquier reforma presupuestaria o del margen de maniobra para incrementar el gasto militar y las inversiones en infraestructuras. Así que hay mucho en juego dada la debilidad del crecimiento y los problemas estructurales que lastran su modelo económico.
Pese a todo, en el mejor ejemplo posible de que las bolsas no suelen ser un reflejo de la situación económica o política doméstica, y lo que cotiza en el DAX no es "Alemania S.A.", este índice se revalorizó un 20% en 2023, otro 19% en 2024 y lleva otro impresionante 13% en el primer mes y medio de este año. Es cierto que la información SAP (que ahora pesa un 18%) casi se ha triplicado en este periodo, y que ha aportado cerca de una tercera parte de todo el avance. Pero ha habido muchas otras con evoluciones muy positivas, que han logrado contrarrestar los atascos de las químicas y automovilísticas.
Esta baja correlación de la bolsa alemana con su economía se explica porque, en agregado, apenas la quinta parte del volumen de negocio de los integrantes del DAX proviene de Alemania, con cerca de un 30% destinado al resto de Europa, casi la cuarta parte a Norteamérica, más de un 15% a China y alrededor de una décima parte al resto del mundo, sobre todo en países emergentes. Ayudado por los mayores tipos de interés y la debilidad del euro, esto explica la sustancial mejoría de las ventas y que los beneficios de las empresas cotizadas vayan a aumentar un 40% entre 2022 y el ejercicio actual.
En consecuencia, la fuerte tendencia alcista en la bolsa alemana no se ha traducido en una expansión dramática de los múltiplos. El PER con los resultados previstos este año ronda las 14x, y con un crecimiento que rondará el 10% anual, volvería a 12,5x en 2026, con más de un 3% en dividendos. No son valoraciones exigentes dada su composición sectorial por lo que, en tanto que los beneficios sigan evolucionando favorablemente, quedaría un moderado potencial alcista, al menos como en las otras bolsas europeas.
Así que habrá que estar muy atentos al resultado electoral y sus consecuencias, pero sin perder de vista que las acciones alemanas dependen mucho más de cómo vaya el mundo que de su coyuntura doméstica.