Opinión

La franquicia española del 'trumpismo'

  • Si de verdad tanto aman a España, lo que el partido de Abascal debería hacer es disolverse

José María Triper

Más allá de las habituales patochadas del sanchismo claudicante, sus ministros y sus acólitos, lo cierto es que este fin de semana hemos asistido en Madrid a la farsa de unos partidos que se autocalifican como Patriotas Europeos pero que se han convertido en el caballo de Troya de Donald Trump y de Putin en Europa. Un presidente, el norteamericano que impone el matonismo de aranceles de castigo, un autócrata ruso que invade la patria de los ucranianos y ambos dirigentes en conjunto cuyo objetivo es el debilitamiento, cuando no la división, de la propia Unión Europea.

Unos Patriotas Europeos, con Vox y Santiago Abascal como anfitriones y transformado en la franquicia española del trumpismo, justo el mismo día en que el reelegido mandatario norteamericano anunciaba aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio que afectan directamente a Europa y muy concretamente a España que acumula unas ventas por casi 400 millones de euros anuales de ambos productos al gigante americano. España es el décimo exportador mundial de acero a EEUU con unas ventas que en el último año superaron las 290.000 toneladas por valor de 255 millones de euros, mientras que en aluminio, España vendió 19.664 toneladas en 2024, que alcanzaron un valor de 128,9 millones de euros.

Sabido es que Trump utiliza los aranceles no tanto para proteger su industria nacional, sino como un instrumento de negociación en otros ámbitos políticos lo que introduce una gran incertidumbre económica y social para los países afectados. Y en el caso de España nuestras exportaciones españolas de bienes a EEUU representan en torno al 5% del total y aportan el 1,25% de nuestro PIB.

Recordar, además, que el sector siderúrgico español fue el más castigado de Europa cuando estos aranceles estuvieron en vigor en el anterior mandato del trumpismo y que la actual amenaza arancelaria sobre Europa afecta también directamente a las exportaciones españolas de productos farmacéuticos, semiconductores y, de forma especial al sector agroalimentario y en concreto al aceite de oliva, vino –el Rioja depende en gran medida del mercado estadounidense–, aceitunas y jamón. Precisamente un sector el agroalimentario del que Vox se proclama paladín, y que recientemente ha presentado una Proposición No de Ley en la que se insta al Gobierno de España a solicitar la suspensión inmediata del Acuerdo Agrícola entre Marruecos y la Unión Europea, debido al enorme perjuicio económico que el citado acuerdo causa a la producción agroalimentaria española. Todo un ejemplo de coherencia.

El mismo Trump que ha decidido eliminar el idioma español de la web de la Casa Blanca y el mismo Abascal que decidió romper grupo con la italiana Georgia Meloni, para unirse al húngaro Viktor Orban, un proPutin confeso y declarado y con un Mateo Salvini que, además de alineado también con el autócrata ruso, tuvo la intención de hacer el primer partido antieeuropeista de Italia, que se convirtió en uno de los más fervientes defensores del delincuente fugado Carles Puigdemont y que ha apoyado la independencia de Cataluña, del País Vasco y de otras regiones europeas incluidas las del norte italiano. Como dice sabiamente el refranero, "dime con quién andas…"

En definitiva, una vez más, Vox y Santiago Abascal han demostrado que son una máquina de argumentos y de votos para Sánchez y que si de verdad tanto aman a España, como dicen, lo mejor que pueden hacer es disolverse.