El crecimiento engañoso de una economía dopada
- El alza del PIB está alimentada por la orgía de gasto público y la llegada de los fondos de UE
- Una fiscalidad confiscatoria y la rigidez laboral están generando rechazo entre los inversores españoles y extranjeros
José María Triper
Siguiendo la estela de otras instituciones y servicios de estudios, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, AIREF, ha revisado también al alza el crecimiento de nuestro PIB, en concreto hasta un 2,9% este año en línea con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Aunque, eso sí, advierte ya que a partir de 2025 se acabó la fiesta.
Una constatación más que una profecía que viene a confirmar que los hasta ahora buenos indicadores de los que presumen el Gobierno y sus acólitos son consecuencia de una economía dopada por el gasto público y con un modelo de crecimiento basado en el turismo y la llegada de los fondos europeos, además de camuflada por el efecto estadístico que supone el haber sufrido la mayor caída de las economías europeas durante la pandemia, lo que hace que se confunda recuperación con crecimiento.
Digan lo que digan los propagandistas, la radiografía de la economía española muestra un crecimiento de baja calidad, con estancamiento de la inversión y del consumo privado, un empleo precario y de salarios bajos, mientras que se desperdician los fondos europeos para cambiar nuestro modelo económico.
Añadir a esto que la baja productividad y la alta tasa de desempleo en España, duplicando la media de la UE, han impedido que el país alcance los niveles de ingresos per cápita de la Unión Europea. Un estancamiento de la productividad que ha sido un problema persistente desde la década de los noventa, cuando el PIB per cápita de España se situaba en el 92% del promedio europeo, y que ahora ha experimentado un progresivo retroceso hasta situarse por debajo del 85%, lo que nos vuelve a incluir en el club de los países pobres de la UE y receptores del Fondo de Cohesión creado para los estados miembros cuya renta nacional bruta es inferior al 90% de media la UE. Es decir, España crece nominalmente pero no progresa real y socialmente.
Cierto que, como ha adelantado el Instituto Nacional de Estadística (INE) el PIB (Producto Interior Bruto) avanzó un 0,8% respecto al segundo trimestre, pero lo que no se explica es ha sido el crecimiento del gasto público,1,6 puntos superior al del periodo entre abril y junio la que ha permitido mantener el crecimiento compensando la contracción de la inversión.
Una orgía de gasto que ha contribuido a elevar la deuda pública por encima de los 1,6 billones de euros con 465.000 millones de euros de incremento desde que gobierna Sánchez, como muestran las notas iniciales de deuda de las Administraciones Pública que el Banco de España emite con carácter mensual. Deuda que aumentó en 5.300 millones de euros (5.312 millones) y mantiene su tendencia creciente.
Desde el último trimestre de 2019, antes de la pandemia, el gasto público en España ha aumentado en más de 12 puntos porcentuales en términos constantes mientras que la inversión, en el mismo período, se queda prácticamente igual, y eso sólo lo consigue habiendo revisado extraordinariamente los datos de contabilidad nacional de 2021, que arrastra a toda la serie, porque antes de esa revisión tan excepcional, era 1,3 puntos porcentuales inferior.
La inseguridad jurídica generada, una fiscalidad confiscatoria y la rigidez laboral están generando rechazo entre los inversores españoles y extranjeros, con paralización o abandono de proyectos, lo que ha provocado que la inversión extranjera haya caído en 1.686,92 millones de euros respecto al trimestre anterior. Y si analizamos el dato en comparación con la llegada de Sánchez al Gobierno la inversión extranjera es 15.410,86 millones de euros menor hace seis años.
Y aunque dicen que las comparaciones son odiosas, sobre todo para el que sale mal parado, comprobar como los datos conocidos de 2024 muestran que la inversión extranjera que llega a la Comunidad de Madrid, con una política de bajos impuestos, apoyo a las empresas y al emprendimiento se incrementa un 2,2% respecto al mismo periodo de 2023, mientras que en España baja el 3,7%. Como dice la sabiduría popular, "algo tendrá el agua cuando la bendicen".