Pacto judicial, el día después
- La renovación del CGPJ junto al PP siembra dudas a los socios de Sánchez e independentistas
José María Triper
El acuerdo entre el PSOE y el PP para la renovación del Consejo General del Poder Judicial traerá consecuencias. Resquebraja y siembra dudas y desconfianza en la coalición de gobierno y entre los socios de la mayoría parlamentaria de la investidura. Traerá consecuencias que veremos en su momento, más pronto que tarde.
El vaticinio no es mío. Lo anunciaba Nicolás Redondo Terreros en el marco de los desayunos de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España para añadir que tanto la coalición de gobierno con Sumar como los apoyos parlamentarios de los nacionalistas y los independentistas son "un imposible" y calificar los acuerdos firmados con Puigdemont, ERC y EH Bildu son "una aberración que vuelve a convertir a España en una anomalía política en Europa".
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont ya se ha apresurado a asegurar que el PP "gana" con el acuerdo de renovación del CGPJ, mientras que desde Esquerra Republicana, su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián reprochaba a Pedro Sánchez el pacto con un partido al que había calificado como "máquina del fango" para concluir que "el PSOE ha elegido un nuevo socio".
Palabras o más bien "exabruptos" que responden más a una ficción interesada y una advertencia que a una realidad. Las declaraciones del arbitrario ministro Bolaños y de otros voceros del sanchismo discrepando sobre el carácter vinculante de la propuesta de reforma del sistema de elección de los miembros del Consejo tergiversando el contenido del acuerdo, cuando todavía estaba fresca la tinta de la rúbricas y confirman que Sánchez no es de fiar. Es decir, su palabra vale cero zapatero y que sigue apostando por los independentistas, los herederos de los terroristas, los populistas y los enemigos de España antes que por tender la mano a la oposición mayoritaria para alcanzar los grandes pactos de Estado que exigen la precaria situación económica de España, el mantenimiento del estado de bienestar, la inseguridad jurídica, el descrédito de las instituciones y la convulsa y polarizada inestabilidad política de nuestro país.
Grandes acuerdos entre el centroderecha y el centroizquierda, al estilo de los otros países europeos y que para Nicolás Redondo, España necesita más que nuestros socios en la UE "porque nuestra historia no es canónica" y porque ellos disponen de una tradición democrática de la que nosotros carecemos. La amnistía a la carta para los golpistas catalanes y las negociaciones con ERC y Junts para la independencia fiscal de Cataluña y el posible referéndum de autodeterminación, rompiendo la solidaridad entre las comunidades y los ciudadanos españoles y la propia identidad nacional son un ejemplo más de la imposibilidad de acuerdos, mientras Sánchez y el sanchismo sigan el frente del gobierno y del PSOE.
Eso unido a la posible repetición de las autonómicas de Cataluña ha puesto en marcha la maquinaria del Partido Popular que como confirma su presidente, Alberto Núñez Feijóo, se prepara ya para la posibilidad de unas elecciones anticipadas antes de que finalice este año. Unos comicios que, de producirse, para Nicolás Redondo no van a traer días mejores para el partido socialista. "Gobernamos a costa de perder. Llevamos perdiendo mucho tiempo y algún día se romperá la goma" augura el que fuera secretario general del Partido Socialista de Euskadi y hoy expulsado del PSOE por ejercer su libertad de pensamiento y mantener la coherencia con los principios que siempre ha defendido, con la socialdemocracia, la Constitución y el sistema de libertades nacido de la Transición.
Valores sustanciales de la democracia y de las sociedades libres para cuya defensa y subsistencia hoy es imprescindible recuperar el espíritu de la Transición. En palabras de Nicolás Redondo "poner por encima de los intereses de la tribu los intereses generarles". A quien corresponda.