Nvidia vale lo que cuesta, ni más ni menos
Víctor Alvargonzález
En mi artículo anterior les decía que no me extrañaba que las siete magníficas supusieran ya cerca del 30 % de la capitalización del SP 500. Y no me extrañaba porque cada vez se hacen con más cuota de mercado en todos los sectores. Y cada vez ganan más dinero.
Ayer Nvidia superó en capitalización bursátil (valor en bolsa) a Apple y Microsoft. Y de nuevo la mayoría de medios de comunicación y de los "opinadores" de las redes mostraban su sorpresa e incredulidad. Yo siento disentir de nuevo, pero no veo que sea algo tan extraño.
Para entender las cosas hay que entender el contexto en el que se producen. Y ese contexto es el de la llegada de la inteligencia artificial generativa (IAG) al tejido empresarial, lo que supondrá un cambio absolutamente radical.
Nosotros lo comparamos con la llegada de los ordenadores personales a las empresas. Ahora nadie se extraña de que Microsoft tenga el valor que tiene, pero a mediados de los 80, cuando llegaron los PCs, casi nadie imaginaba que fuera posible. Al menos quienes no se dieron dado cuenta de que el elemento fundamental de aquella revolución era el software, es decir, el sistema operativo y la forma en la que nos comunicaríamos con ellos. Precisamente lo que fabricaba Microsoft casi sin competencia.
En la revolución que supone la llegada de la IAG a las empresas, Nvidia es, al menos de momento, el equivalente a lo que fue Microsoft. La diferencia es que en esta ocasión la oportunidad en el mercado lo ha visto más rápido.
Otra comparación que nos puede ayudar a entender de que estamos hablando serían el acero o el carbón en la Primera Revolución Industrial. Eran la materia prima, y lógicamente, sus fabricantes y productores se forraron. Tampoco puede haber algoritmos de inteligencia artificial sin microprocesadores como los de Nvidia.
Que en el futuro le surjan competidores no cambia la base del razonamiento. Lo que nos interesa es saber cuál puede llegar a ser el desarrollo de "bots" de IAG en las empresas, primero en las grandes y luego en las pequeñas. Recuerden: estamos valorando la idea, no el fabricante. Si surge un fabricante más eficiente, lo que habrá que cambiar es de fabricante, pero no la idea de inversión.
Si surge un competidor al mismo nivel, tendrán que repartirse la cuota de mercado como se la repartieron Google y Apple en los teléfonos móviles. Pero la idea de inversión es que los teléfonos móviles fueron importantísimos en el desarrollo de Internet, del comercio electrónico, de las redes sociales, etc. Y aquello también se puede comparar a la llegada de la inteligencia artificial generativa. La IAG no va a ser menos importante que Internet y el teléfono móvil. Como mínimo será igual de importante.
En el futuro las empresas contarán con asistentes algorítmicos, ya sean software o robots físicos, que serán el equivalente a tener ordenadores personales en los años 80 y 90 o teléfonos móviles en los últimos 20 años. Serán asistentes con una capacidad de trabajo, de computación y tratamiento de datos e incluso de aprendizaje casi ilimitados. Por eso todas las empresas tendrán que adaptarse en mayor medida para no quedarse atrás en el incremento de la productividad y seguir siendo competitivas. ¿Y quién fabrica el material con el que se crean estos algoritmos y robots? Pues sí, lo han adivinado: Nvidia.
Por supuesto que esto acabará en burbuja, como acabaron las empresas.com o como ocurrió en 1929 en EEUU. Las grandes revoluciones industriales acaban siempre en grandes burbujas. La cuestión es aprovecharlas y que no te pillen dentro cuando estallen.
Habrá que vigilar. Se crea una burbuja cuando los ingresos y beneficios de una empresa no justifican la euforia, pero eso todavía no se puede decir de Nvidia. En todo caso se puede decir que puede haber descontado ya todo lo que puede llegar a valer, dado que todo lo anterior ya lo saben muchos de inversores. Aunque, viendo la extrañeza de la mayoría y como tantos se han perdido la subida, es posible que todavía no haya descontado en el precio todo su potencial.
En lo que se tiene que fijar un inversor es en hasta dónde puede llegar la transformación que se va a producir en todo tipo de empresas con la llegada de los "bots" de inteligencia artificial. Y muy importante: detectar qué sectores no específicamente tecnológicos serán los primeros beneficiarios de contar con estas herramientas. Y a qué ritmo, porque eso marcará la demanda de chips. De Nvidia o de quien le quite el puesto.