OPA de BBVA a Sabadell: ¿Una oportunidad para todos?
Alexandre Saiz Verdaguer
En el año 2000, la británica Vodafone lanzó una Oferta Pública de Adquisición (OPA) hostil sobre la alemana Mannesmann. Esta operación fue extremadamente controvertida; su enfoque agresivo despertó un fuerte sentimiento de nacionalismo económico en Alemania y suscitó temores de que la adquisición erosionara el control sobre una de las empresas más representativas del país.
Políticos alemanes y sindicatos se opusieron firmemente, había preocupaciones de que la fusión acabara reduciendo la competencia en el mercado. Por su parte, los reguladores europeos sometieron la OPA a un escrutinio significativo. Sin embargo, tras la tormenta inicial, se aprobó la operación y el impacto fue muy positivo. La combinación de fuerzas resultó en una expansión más rápida y eficiente. La mejora en la infraestructura permitió a su vez el desarrollo de nuevas tecnologías móviles y facilitó el despliegue de redes 3G en toda Europa. En última instancia, la competencia mejoró, impulsando la innovación en el sector de las telecomunicaciones y beneficiando a los consumidores con mejores servicios y precios más competitivos.
Este ejemplo histórico puede servirnos para reflexionar sobre la situación actual de la OPA hostil de BBVA hacia Banco Sabadell. Aunque los sectores, tiempos y circunstancias sean completamente diferentes, el aprendizaje radica en entender que a veces tanto ruido puede ser contraproducente, impidiéndonos ver con claridad las oportunidades que se nos presentan.
Mientras muchos pueden considerar esta operación como una amenaza para la competencia y la innovación, es realmente todo lo contrario, una oportunidad estratégica para impulsar una industria más eficiente y adaptada a las necesidades del consumidor moderno. España necesita un cambio de enfoque si pretende liderar la innovación en el sector financiero, y esta fusión podría ser el catalizador que impulse una transformación definitiva.
Este es el momento idóneo para dar el salto, nos encontramos ante un ecosistema financiero mucho más robusto y consolidado. En los últimos años, hemos visto a un sector y a unos reguladores que han fomentado la aparición de nuevos players que ofrecen soluciones punteras y productos financieros de última generación. Esto se debe, en gran medida, al trabajo ingente que, siguiendo los pasos de Europa, ha realizado el Banco de España en la aprobación de nuevas licencias para entidades de pago y dinero electrónico, lo que ha diversificado significativamente el sistema económico de nuestro país.
Este ecosistema de competencia ha llevado a las instituciones financieras tradicionales a lanzar nuevas funcionalidades y beneficios para poder mantener su cuota de mercado. Asimismo, cada vez cierran más alianzas estratégicas con fintechs para ofrecer soluciones conjuntas que combinen la seguridad y la infraestructura bancaria con la innovación digital.
Si además a toda la innovación y colaboración ya existente en el mercado, se le suman los avances regulatorios impulsados por la Comisión Europea, vemos un entorno aún más favorable para la proliferación de empresas emergentes.
La implementación de la Payment Services Directive 3 (PSD3), que se espera entre en vigor para finales de 2026, obligará a las cámaras de compensación bancaria a aceptar cualquier entidad de pago o dinero electrónico como miembro de pleno derecho, sin necesidad de una licencia bancaria amplia. Esto significa que nuevas y pequeñas empresas fintech podrán competir en igualdad de condiciones con los grandes bancos.
Estas regulaciones garantizan que, incluso con la fusión de grandes bancos, el mercado continúe siendo dinámico y competitivo. En este contexto tan favorable, las consecuencias a largo plazo de la unión de dos gigantes como BBVA y Sabadell resultan prometedoras. Esta operación no solo tiene el potencial de fortalecer a BBVA y Sabadell, sino también de dinamizar el mercado financiero, beneficiando, sobre todo, a las pymes con servicios más innovadores y competitivos que les permitan mejorar su operativa diaria y escalar su negocio.
La realidad es que, a diferencia de hace 20 años, nos encontramos ante un sistema en el que los bancos ya no pueden subsistir sólo a base de créditos, fideicomisos, depósitos o hipotecas. Los bancos e instituciones financieras deben transformarse y centrar sus servicios en los productos que reclaman las pymes, fundamentales para el tejido empresarial español. Una operación como la de BBVA con Sabadell conseguirá que los bancos creen mejores productos que proporcionen servicios de alta calidad impulsando su crecimiento y creando un ecosistema empresarial más digital y preparado para ofrecer las soluciones que reclaman sus clientes.
Con la libre competencia claramente garantizada por el marco regulatorio y las dinámicas del mercado, la intervención política no solo es innecesaria, sino potencialmente perjudicial para la evolución natural y saludable del mercado financiero. El entorno regulatorio favorable y la entrada constante de nuevos actores en el mercado son garantías de que la competencia se mantendrá vigorosa y que la innovación continuará siendo el motor del sector financiero.
Esta fusión de BBVA y Sabadell no debe ser vista como una amenaza, sino como una oportunidad para redibujar el sector financiero español. Con el enfoque correcto, podemos convertir esta operación en un catalizador para un futuro donde no solo se beneficien las grandes corporaciones, sino también a las pymes y el consumidor final. Es hora de mirar más allá y enfocarnos en el potencial que esta fusión puede desbloquear para España y su sistema financiero.