Opinión
Centros comerciales, el primer paso hacia las nuevas ciudades
- ¿Quién no firmaría para poder tener a 15 minutos todas sus actividades profesionales, laborales o educativas y de ocio y consumo?
Alfonso Brunet
El tiempo es quizás el activo más poderoso con el que contamos, y además el único no recuperable. ¿Quién no firmaría para poder tener a un cuarto de hora a pie o en bicicleta sus actividades profesionales, laborales o educativas y de ocio y consumo? En respuesta a este ya no tan utópico deseo, las ciudades de 15 minutos se han impuesto como el reto urbanístico prioritario.
Esta propuesta del urbanista y profesor Carlos Moreno convirtió a la capital francesa en la referencia del cambio urbano, reduciendo el tráfico y promoviendo alternativas a pie o bici junto a una reorganización de la vida en la gran ciudad. Siguiendo la misma línea se han concebido las Street Moves suecas, los Complete neighbourhoods de Portland, los Barrios Vitales de Bogotá o las Superilles barcelonesas. Este nuevo modelo busca dotar a los barrios de los equipamientos y servicios necesarios para cubrir esas necesidades básicas. En una rutina frenética, buscamos alternativas orientadas a recuperar un ritmo de vida cómodo y agradable.
Partiendo de dicha filosofía de empleo útil de nuestro tiempo, los centros comerciales se postulan como un primer paso hacia esas nuevas ciudades, al convertirse en lugares de encuentro donde sus visitantes tienen acceso no solo a tiendas, sino que cada vez a más servicios, adquiriendo incluso el carácter de nuevas "plazas del pueblo". Desde 2020 se ha visto cómo los centros y parques comerciales han hecho un gran esfuerzo por recuperar el espíritu de antaño a través de la confluencia social, una cercanía humana que los confinamientos y la pandemia arrebató temporalmente.
Así, los centros comerciales sirven como punto de encuentro y disfrute del tiempo libre con multitud de actividades de ocio, postulándose como dadores de servicios a los barrios, que en ocasiones pueden ser periféricos, y contribuyendo al equilibrio territorial.
Sin limitarse exclusivamente al dueto ocio-negocio, estos espacios constituyen también un punto clave entre sus usuarios y las distintas actividades sociales que allí se realizan. Tal es el caso de distintas campañas que se han llevado a cabo en nuestros centros comerciales, como "Date al Play", promotora del ejercicio físico en combate del sedentarismo, la campaña "No lo sigas" para combatir el acoso escolar y el ciberbullying, o "Una animalá de cariño" con la que hemos tratado de concienciar sobre el cuidado de las mascotas y reducir el abandono animal. Estas iniciativas son un buen ejemplo de cómo gracias a los lugares y momentos compartidos se consigue concienciar y humanizar una ciudad.
Las grandes metrópolis españolas, Madrid y Barcelona, cuentan con zonas que se aproximan al concepto de ciudades de 15 minutos de forma inherente por su desarrollo neurálgico. Pero, también existe mucho potencial en ciudades que por tamaño o localización no lo experimentan de forma tan "orgánica". En estos núcleos urbanos, los centros comerciales pueden actuar cual llave inglesa que impulse la proximidad gracias a su amplio abanico de servicios.
Dicha diversidad comercial atrae a su vez diversos perfiles de clientes. Según el informe Spotlight Retail España junio 2023 de Savills, predomina un cliente tecnológico, pero sobre todo que prioriza ahorrar tiempo y vuelve a vivir en la calle. Las nuevas generaciones -Millenials y Generación Z-, marcan especialmente el paso, valorando muy positivamente la experiencia de compra en vivo y los lugares colaborativos y de encuentro, tanto en espacios físicos como interconectados digitalmente. Así, la comodidad e inmediatez del mundo digital convivirá con las conexiones emocionales.
El retail supone, por lo tanto, una gran oportunidad para ofrecer experiencias exclusivas en determinados espacios. De hecho, las marcas buscan emplazarse en locales únicos e identitarios, un hecho que suele estar más a su alcance en las grandes superficies.
Ahora bien, para que las ciudades sean mejores en términos económicos y sociales, es importante tener también buenas conexiones para llegar, acceder y usar diferentes lugares de manera eficiente. A su vez, esta planificación viabiliza una mejor calidad del aire con una menor contaminación acústica, descongestiones de tráfico y, en definitiva, una mayor calidad de vida de los residentes, a nivel de estrés y salud física.
En definitiva, esta evolución de las urbes deberá compatibilizar un cambio de la movilidad, obligada a una elegida y más sostenible. En el marco urbanístico-comercial de las nuevas ciudades, este planteamiento de las novedades y experiencias ofertadas por los centros comerciales coincide con el disfrute colectivo y de cercanía, propio de las plazas del pueblo. Se apuesta por tanto por una calidad de vida caracterizada por la comodidad, la proximidad y la cercanía social, sin perder el carácter urbanita y tecnológico de las ciudades de nuestro tiempo, de merecido disfrute.