Opinión

Anuncios catastróficos

  • Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, afirma que "la humanidad ha abierto las puertas del infierno"
  • Pero ¿debemos creer en tales vaticinios?
Imagen de Antonio Guterres, Secretario General de la ONU.

Joaquín Leguina

Hace unos días el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, dijo (refiriéndose al cambio climático) que "la humanidad ha abierto las puertas del infierno" y es que -no sé con qué sistema- la ONU se ha buscado expertos en el clima cuyas previsiones no aciertan ni por casualidad.

A propósito de estas palabras de Guterres, el biólogo norteamericano Thor Hannon ha dicho que esas palabras "son contraproducentes, sin duda". Y añadió:

"Escuchamos mucho hablar de crisis pero para ello es fundamental la biología. ¿Cómo están reaccionando ya las especies? ¿Cómo se están adaptando? Esa es la perspectiva que yo aporto y que no pretende sustituir la narrativa de la crisis, sino intentar comprenderla mejor. La perspectiva que ofrece la biología nos permite incorporar narrativas más útiles. En nuestro propio jardín hay plantas y los animales ya están respondiendo. ¡Ya están cambiando! Paremos a observar lo que ocurre en nuestro jardín y tal vez podamos sobrevivir al colapso anunciado".

En realidad, en lo que respecta al llamado cambio climático el citado biólogo afirma que "nadie sabe lo que ocurrirá por mucho que le digan lo contrario, pero sí puedo decir que cualquier cosa que podamos hacer para limitar la velocidad del cambio, ya sea en nuestra huella de carbono, en el uso de energías alternativas o en evitar liberar tanto carbono en la atmósfera, mal no nos va a venir".

Y hablando de previsiones fallidas, en el último número de La lectura, el divulgador Ángel Sabadell nos ha recordado algunas previsiones fallidas de los expertos en economía. Por ejemplo, el economista Santiago Niño-Becerra dijo el año pasado que todo pasaría en 2023, y para el televisivo profesor titular de economía de la Universidad de Barcelona, Gonzalo Bernardos, estamos en "una recesión ligera", como la vivida en 1992. Pero ¿debemos creer en tales vaticinios?

La cosa no es nueva, pues los expertos económicos han fallado en sus predicciones más que una escopeta de feria. En efecto y en palabras del citado Sabadell, "ninguno de los acontecimientos importantes de los últimos 100 años, ya sean guerras, crisis o cambios radicales en la política de un país, han sido predichos por ningún experto. Un ejemplo lo tenemos en Europa, meses antes del estallido de la Primera Guerra Mundial. El prestigioso analista político inglés Henry N. Norman publicaba a principios de 1914 en el Manchester Guardian: "Creo que no habrá más guerras entre las seis Grandes Potencias".

Por otro lado, una disciplina que trabaja con datos mucho más estables, como es la demografía, tiene en su haber disparates tan notables como los siguientes: en los años 50 y 60 se anunciaba un desastre por sobrepoblación, pero hoy nadie habla ya de eso, con una China con bajísima fecundidad (tras una política suicida del "hijo único") y una Europa con una fecundidad muy por debajo de 2,05 hijos por mujer, que es la tasa que aseguraría que hubiera más nacimientos que fallecimientos.

En fin, que los anuncios acerca del futuro que nos lanzan los expertos valen menos que los que puedan salir de un aquelarre de brujas.