Opinión

Evitar tratos de favor con la deuda

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    elEconomista.es

    La formación de la Mesa del Congreso solo ha supuesto una primera fase en las negociaciones del PSOE con los partidos secesionistas. Más arduas incluso se prevén las discusiones para lograr un pacto que permite investir a Pedro Sánchez de nuevo como presidente del Gobierno.

    Sin duda, será en el marco de esos encuentros donde volverá a aflorar la vieja exigencia de los secesionistas, especialmente de Junts, de que se condone la deuda contraída por la Generalitat con el Estado, a través de mecanismos como el FLA, cuyo monto asciende a 70.000 millones, lo que sitúa el pasivo total de esta comunidad autónoma en 85.400 millones.

    Este es el resultado de un largo periodo, que se extiende mucho más allá de la crisis de 2012, en el los sucesivos Governs se han nutrido de la liquidez a tipo cero que la Administración liberaba. Esa situación contrasta vivamente con la propia de otras autonomías como Madrid, que desde el principio decidieron financiarse por sus propios medios y ahora, además, cuentan con un endeudamiento muy reducido (apenas 37.500 millones en el caso de la capital).

    Sin duda, el crecimiento económico y la atracción de inversiones de empresas e instituciones juegan a favor de Madrid. Pero también lo ha hecho una política de contención presupuestaria que no ha tenido parangón en Cataluña. Es cierto que persiste un déficit de inversiones estatales en todo el Arco Mediterráneo pero también lo es que la Generalitat, desde 2012, ha registrado el mayor nivel de gasto público autonómico. El próximo Govern (hay elecciones en 2024) está en condiciones de atajar ese desequilibrio por sus propios medios en lugar de recurrir a quitas de deuda que suponen un trato de favor inaceptables para otras autonomías que sí hicieron sus deberes.