Opinión

El euro, en la UCI


    Carlos Siemens

    Dicen los chinos, que para los refranes son muy suyos, que vivir tiempos interesantes sin darte cuenta de que lo son, es una maldición. Sin duda, el momento actual no carece de interés miremos por donde miremos.

    Los que nos dedicamos al universo de las divisas somos conscientes, con solo mirar el tipo de cambio Euro contra Dólar, que estamos viviendo un momento singular. Si retrocedemos al mes de julio del 2021, donde el par cotizaba en el entorno de 1.2250, y lo vemos ahora, por debajo de la paridad, cabe preguntarnos qué ha pasado en este año que explique la enorme depreciación, casi un 20%, sufrida por la moneda única.

    Han pasado varias cosas, empezando por una guerra en Ucrania. Cuando hay un conflicto debemos entender que buena parte del universo inversor pone su dinero a buen recaudo y, para eso, compra dólares. ¿Existen otras monedas que pueden hacer el papel de moneda de reserva? Sí, pero no en la proporción que lo hace el dólar americano. Recordemos que la mayor parte de los activos financieros, y todas las materias primas, incluida la energía, se negocian en dólares. De ahí que, si vienen mal dadas, teniendo dólares puedas paliar los efectos negativos de una crisis mejor que con otras divisas.

    Al alargarse la guerra, Rusia comenzó a usar sus materias primas, fundamentalmente la energía, como arma política. Recordemos que Rusia es el segundo exportador mundial de petróleo y el primero de gas, lo cual ha terminado por desatar el pánico ante un corte de suministro energético este invierno en Europa. Esto ha añadido presión bajista sobre el Euro, ya que los potenciales problemas de suministro energético que se descuentan afectan negativamente a la producción y, por tanto, al ciclo económico.

    Por otro lado, las noticias que implican un potencial parón en la cadena de producción de China también hacen sufrir al Euro. ¿La razón? Nuestro sector industrial depende en buena medida de que nos lleguen a Europa los componentes necesarios para nuestras fábricas, cuya producción deslocalizamos en China hace tiempo.

    Si a todo este le sumamos que aún estamos sufriendo cuellos de botella en los suministros de muchos bienes intermedios y otros elementos como pales y contenedores, vemos que en torno a la cotización del Euro se han producido una serie de circunstancias que invitan al mercado a preguntarse cual es el precio justo de la moneda común.

    Por último, no hay que olvidar que la inflación se ha disparado. Un hecho que no viene motivado directa ni únicamente por la guerra o el Covid 19, aunque algo han influido. La inflación afecta a todas las áreas económicas que han intentado estimular la economía con inyecciones masivas de liquidez, traduciéndose en bajadas de tipos.

    Sin ir más lejos, el pasado mes de agosto, la inflación en la zona Euro fue del 9.1% anual, siendo la subyacente, la que excluye la energía y los alimentos frescos, del 4.3%. En el caso español hablaríamos del 10.5% y 6.4% respectivamente. Esto debe hacernos entender varios detalles. El primero es que la guerra y la crisis energética tienen impacto en la inflación, pero no exclusivamente. La inflación subyacente, al excluir el impacto de la energía, nos da una idea del componente monetario. El segundo, es que hay países en Europa que son más inflacionistas que otros.

    Esta circunstancia hizo que en 2022 casi todos los bancos centrales de las economías desarrolladas se pusieran en acción para combatir la inflación subiendo tipos de interés. Mientras que Estados Unidos cogía el toro por los cuernos con 4 subidas contundentes desde el mes de marzo, el BCE se tomaba su tiempo alegando que el repunte del IPC era pasajero. Esa demora en su actuación hizo que la cotización del Euro se terminara de derrumbar.

    Un Euro débil contra el dólar supone "importar inflación", ya que todos los bienes y servicios que debemos pagar en dólares en los mercados internacionales nos salen más caros, pues tenemos que comprar los dólares más caros para poder adquirir esos bienes.

    Ante esta situación, el BCE se puede ver obligado a subir mucho más los tipos que cuando el Euro cotizaba por encima de 1.07 hace 3 meses. ¿Por qué? Porque un Euro barato estimula el ciclo económico vía exportaciones, y eso puede suponer un problema, pues luchar contra la inflación requiere "enfriar" la economía. De ahí que ahora pueda haber necesidad de subir los tipos mucho más que si se hubiera actuado antes. Hay que conseguir que la cotización del Euro suba, además de las medidas de desestimulo que habrían bastado hace unos poco meses.