Valerio calma a la CEOE y aparca la contrarreforma laboral
José María Triper
La contrarreforma laboral pactada entre el Gobierno de Sánchez y los sindicatos tendrá que esperar. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, informó este miércoles a la Junta Directiva de la patronal que la ministra de Trabajo, Magdelena Valerio, le comunicó personalmente que el Gobierno renuncia a llevar a la Comisión Permanente del Congreso las modificaciones a la reforma laboral vigente. El motivo no puede ser más concluyente: la falta de los apoyos necesarios para conseguir su aprobación.
Una deserción de algunos de los partidos de la mayoría de la moción de censura en la que, dicen, ha tenido un papel preponderante el actual presidente de la patronal catalana, Fomento de Trabajo, Josep Sánchez Llibre, exdiputado de Convergencia i Unió, quien ha negociado directamente con el PNV y lo que queda del PDeCAT para que estos grupos asuman las posiciones de la patronal frente al proyecto de contrarreforma laboral y contra algunos de los llamados "decretazos sociales" del Ejecutivo, frenando así su aprobación en período electoral.
Una Junta Directiva la de la CEOE en la que la Comisión de Presupuestos de la organización empresarial dio oficialidad, por fin, a la retribución del Presidente, 350.000 euros anuales, cifra que dicen similar a la que percibía su antecesor, Juan Rosell, en dietas. Y en la que se dio aprobación al documento habitual que los empresarios españoles hacen para exponer sus demandas a los partidos políticos en vísperas electorales, que recoge los puntos de siempre, aunque en el debate oral durante la Junta se insistió especialmente en exigir que se paralicen las subidas de impuestos que, aseguran, pueden deteriorar aún más la competitividad de nuestra economía en un escenario en el que, en línea con los organismos internacionales, los empresarios españoles empiezan a alertar ya sobre los síntomas preocupantes de desaceleración que afectan a la economía española y que empiezan a sentirse ya en el consumo y la inversión. Especialmente en esta última ante la paralización de las decisiones y proyectos de los inversores internacionales.
Una desaceleración que está impulsada por agentes externos como el aumento del proteccionismo, el agravamiento de las tensiones comerciales entre EEUU y China, un crecimiento de la economía del gigante asiático sensiblemente inferior al esperado, las dudas sobre el final del Brexit y las tensiones en los mercados financieros. Factores todos ellos que afectan a nivel mundial, pero que en el caso de la zona euro y especialmente en el de España se ven sensiblemente incrementados por la incertidumbre política y las derivaciones del secesionismo catalán que, como recoge el último informe económico de la organización empresarial, "lastrarán el crecimiento de los próximos trimestres" y generan serias dudas sobre el cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit y del endeudamiento.