Opinión
Tendencia que el Ibex debe ahondar
elEconomista.es
Las previsiones sobre los resultados de las empresas que componen el Ibex 35, relativos al año pasado, sitúan su endeudamiento conjunto en una proporción de 2,4 veces el beneficio bruto de explotación (ebitda) de las firmas del selectivo.
En otras palabras, dicha ratio descendió hasta niveles no vistos en nuestro país desde el año 2005. Ese ejercicio es recordado como el punto álgido en la efervescencia de operaciones corporativas, al calor del boom económico, que disparó el apalancamiento de nuestras principales empresas.
Sin duda, los datos presentan un sesgo muy peculiar, que explica por qué precisamente en 2016 la deuda del Ibex ha menguado de forma tan intensa. No en vano, el pasado fue el ejercicio en el que OHL y Sacyr, representantes de un sector tradicionalmente muy apalancado como el constructor, abandonaron el índice.
Ahora bien, en términos generales, es justo elogiar el gran esfuerzo de saneamiento que la gran empresa española desarrolló en los últimos años, en los que las expectativas de crecimiento corporativo se racionalizaron y la reducción de deuda se convirtió en prioritaria. Pero valorar el mérito de esta evolución no debe impedir reconocer que un endeudamiento de 2,4 veces ebitda continúa estando muy por encima de la proporción de 1,7 que arroja el S&P 500 y aún se halla más lejos de las 1,4 veces propias del Dax alemán. Conviene, por tanto, que las empresas ahonden su tendencia al desapalancamiento, especialmente en un momento como el actual.
Resulta oportuno recordar que el BCE anunciará, muy posiblemente, el mes próximo la reducción del ritmo al que aplica sus estímulos monetarios, lo que allana el camino hacia un resurgir de los costes de financiación.