Opinión

La economía china en el quinto pleno


    Andrew Sheng, Xiao Geng

    La intervención del Gobierno chino en el mercado bursátil y la devaluación del renminbi este verano fueron un ruidoso recordatorio de que los acontecimientos económicos en China afectan a todo el mundo.

    Ahora, China ha querido tomar decisiones de alcance global en la Quinta Sesión Plenaria del 18º Comité Central del Partido Comunista de China en octubre. Hace dos años, en el Tercer Pleno, los líderes chinos prometiron seguir con reformas y declararon que los mercados deben ?jugar un papel decisivo en la distribución de recursos?. Aunque el sector estatal juega el papel principal en la provisión de bienes y servicios públicos, los reguladores ?fomentarían, apoyarían y guiarían de forma sistemática el desarrollo del sector no público, y estimularían su dinamismo y creatividad?.

    El año pasado, el Cuarto Pleno se centró en nivelar el campo de juego económico -en términos de derechos, oportunidades y regulaciones- fortaleciendo el estado de derecho y mejorando la rendición de cuentas, la transparencia, y la legitimidad de la toma de decisiones gubernamental. Las reformas concretas incluyeron el establecimiento de tribunales de primera instancia para reducir el control del sistema legal por los gobiernos locales, y un papel mayor del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional para garantizar el cumplimiento oficial de la constitución china. Este año, el Partido abordó el rumbo del 13er Plan Quinquenal de China, que se lanzará en 2016 y que se supone que permitirá al país licenciarse del estatus de renta media para 2020. La pregunta es cómo compensar la necesidad de un crecimiento continuo con el imperativo de hacer reformas que perturban los tradicionales incentivos pro-crecimiento. China se enfrenta ciertamente a serios desafíos. El crecimiento económico se ha ralentizado por debajo del 7 por ciento, en un momento en el que el resto del mundo se enfrenta a la amenaza de estancamiento secular (crecimiento muy bajo e inflación cercana a cero). Las deudas internas crecen; el renminbi se enfrenta a una presión depreciativa continuada; y los inversores todavía están digiriendo todavía las implicaciones de la reciente intervención en el mercado bursátil. Añádase la cada vez mayor resistencia de la burocracia a tomar medidas drásticas -una consecuencia no deseada de la enérgica campaña anti-corrupción del presidente Xi Jinping-, y queda clara la envergadura de la tarea a la que se enfrenta China.

    Pero también hay buenas noticias. En la reciente visita de estado de Xi a los Estados Unidos, él y el presidente Barack Obama reafirmaron las relaciones económicas y comerciales bilaterales de sus países. Es más, China sigue adelante con su iniciativa ?un cinturón, una ruta?, que pretende intensificar los lazos económicos de China con países de toda Asia Central y Suroriental, el océano Índico, Oriente Próximo, y finalmente Europa. Tales esfuerzos complementarán los del Acuerdo Acuerdo Trans-Pacífico de Cooperación Económica, liderado por EE.UU., que actualmente no incluye a China, en el modelado del entorno global de comercio e inversión. De hecho, a pesar de las inquietantes señales a corto plazo, China parece estar en medio de una transformación hacia una economía ?austera, limpia y verde? orientada al consumo. Por supuesto, el proceso estará lejos de ser fácil, no solo por la complejidad de la economía china, también a que está integrada a nivel global, lo que la hace vulnerable a conmociones externas. Pero, a pesar de la dificultad de coordinar la burocracia, el Gobierno ha abordado con progresos cuatro desafíos: corrupción, degradación ambiental, deuda excesiva de los gobiernos locales, y sobrecapacidad.

    La campaña anticorrupción de Xi ha llegado tan lejos como para acabar con un miembro retirado del Comité Permanente del Buró Político, el organismo más poderoso de China. Asimismo, las emisiones de dióxido de carbono han caído desde el comienzo de este año, y las autoridades parecen estar en vías de conseguir el objetivo de intensidad de carbono fijado en 2010. Las reformas regulatorias empiezan mitigar los riesgos de un sistema bancario en la sombra, e incluso algunas ciudades fantasma están siendo revividas por fuerzas del mercado.

    En el Quinto Pleno, los líderes chinos tuvieron en cuenta estos avances, aceptando mantener el impulso de reforma. Para tener éxito, el Gobierno debe, como dice Xi, ?roer incluso los huesos duros? -esto es-, superar los intereses creados que se resisten al cambio. Al mismo tiempo, los gobernantes de China deben admitir que las reformas tienen efectos deflacionarios significativos a corto plazo. Los funcionarios infravaloraron inicialmente estos efectos, lo que derivó en la volatilidad imprevista de este verano. Si China quiere evitar la trampa de deflación de la deuda, sus líderes deben hacer algunos ajustes. Más allá de fijar un objetivo de crecimiento ligeramente menor, del 6 por ciento anual, las autoridades deben ofrecer más apoyo fiscal y monetario para compensar la esperada desaceleración de la inversión, el consumo, y los gastos gubernamentales. Al mismo tiempo, deben enfrentarse a las perturbaciones de los avances tecnológicos. Las ciudades interiores de China se benefician de las mejoras en el acceso al mercado y la eficiencia distributiva, que han sido posibles gracias al aumento del comercio electrónico. Es más, la automatización está ayudando a compensar el declive del crecimiento de la fuerza laboral. En cambio, las ciudades costeras de China, donde se concentran las actividades manufactureras, experimentan una destrucción creativa: un proceso necesario que presenta dificultades significativas a corto plazo. Para afrontarlas, el gobierno debe crear incentivos para que los funcionarios venzan su aversión al riesgo y se vuelvan proactivos en la gestión del cambio.

    Finalmente, como parece que reconocen los líderes chinos, un aumento en los salarios reales es vital para reforzar el consumo doméstico. Más allá de reducir la dependencia de China de la demanda externa y de ayudar a impulsar el país en la cadena de valor, más gasto en renminbi ayudaría a estimular el uso del renminbi en el comercio y la inversión. La decisión inminente del Fondo Monetario Internacional de añadir el renminbi a la cesta de monedas que componen su activo de reservas, el Derecho Especial de Giro, realzaría más aún la posición internacional de la moneda.

    Con el enfoque adecuado, el 13er Plan Quinquenal puede producir mejoras en la calidad de la competencia del mercado, la rendición de cuentas gubernamental, y en la provisión de bienes y servicios públicos en China. Dada la influencia global de China, esto son buenas noticias para todos.

    (Artículo de Sheng y Geng para Project Syndicate, 2015)