Opinión
Calma ante las elecciones catalanas
elEconomista.es
Cataluña vivirá mañana unas lecciones cuya virulencia dialéctica, propia de la recién terminada campaña, contrasta con la tranquilidad con la que los mercados siguen los acontecimientos.
Entre los analistas, agencias de calificación y lobbies de inversión es unánime la expectativa de que, sea cual sea, el desenlace del 27-S, no alterará sustancialmente ni la bolsa ni la prima de riesgo españolas. De hecho, esta última, el mejor indicador de la incertidumbre en un país, cerró la semana en 139 puntos, tras subir sólo 11 unidades en los últimos 7 días.
A diferencia de los partidos independentistas, inversores y expertos son conscientes de que el mundo globalizado actual se articula en grandes áreas económicas sobre las que actúan fuerzas a escala mundial que eclipsan a las regionales.
Ante un fenómeno como el enfriamiento de China, España, con independencia de su situación interna, sólo pudo reaccionar como el resto de Europa: encajando un fuerte castigo. Del mismo modo, la fortaleza de EEUU alienta a las bolsas europeas a cerrar en positivo el año, y esa tendencia general arrastrará a España, pase lo que pase mañana.
Además, en el exterior, como ha constatado el ministro De Guindos, en ningún caso se perdió la perspectiva de que los comicios son unas elecciones autonómicas, no una consulta independentista, de efectos siempre perturbadores, como las convocadas en Quebec o en Escocia. Por tanto, una secesión sería fruto de una decisión unilateral y ajena a la ley que los mercados no contemplan.
Cabe, por tanto, afrontar los comicios de mañana con calma, lo que no debe ser equivalente a la pasividad y falta de diálogo predominante durante la presente legislatura, que tanto contribuyó a que el problema se enquiste.