Opinión

Cava y sostenibilidad: el mejor maridaje


    Sergio Fuster

    Más de 470 años de historia, 18 generaciones, 15 bodegas y un propósito: dar valor a la tierra. Eso es Raventós Codorníu. Y ahora más que nunca, nuestro propósito encaja con una sociedad que demanda que las actividades productivas, entre ellas la vitivinícola, estén en consonancia con las necesidades de la tierra.

    Y es porque nos sentimos cómodos dando valor a la tierra que desde Raventós Codorníu queremos posicionarnos como un referente en prácticas sostenibles dentro del mundo del vino. Para ello, empleamos en nuestra actividad vitivinícola técnicas de agricultura sostenible, minimizamos el uso de productos químicos, racionalizamos los recursos hídricos y velamos por los ecosistemas naturales donde se cultiva la uva. Tal es nuestro compromiso con las prácticas sostenibles, que hemos conseguido convertirnos en el mayor elaborador de cava ecológico: más del 35% de las botellas de cava orgánico a nivel mundial son Raventós Codorníu. Concretamente comercializamos, en 2021, 4,77 millones de botellas, gracias a nuestras 3.140 hectáreas de gestión ecológica, que nos han convertido en una de las firmas con mayor superficie de viña orgánica de España y la primera de Cataluña.

    Para nosotros, el compromiso con la tierra y la sociedad se remonta a los inicios de nuestra actividad empresarial. Sin embargo, ahora lo redoblamos potenciando cuatro líneas de acción distintas: el cuidado al Medio Ambiente, el desarrollo local, las personas y el fomento de una vida saludable.

    Nuestro propósito de dar valor a la tierra y de preservar su entorno como fuente de riqueza para las generaciones presentes y futuras, vincula directamente a nuestro grupo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y con los principios del Pacto Mundial, a los que nos hemo adherido para integrarlos en nuestra cultura empresarial.

    Para ello, contamos con el esfuerzo de más de 600 profesionales que nos ayudan diariamente a preservar el legado recibido y a avanzar de la mano de la sostenibilidad económica, social y medioambiental para ser líder mundial en el sector.

    Apostamos además por que el cuidado al medio ambiente trascienda a toda la cadena de valor. Por ejemplo, reduciendo el peso de nuestras botellas -factor que minimiza a su vez la huella de carbono-, empleando materiales reciclables y gestionando la energía y los residuos bajo criterios medioambientales. Desde nuestras bodegas apoyamos a productores autóctonos y generamos valor en las comunidades locales a través del enoturismo.

    Y hacemos todo esto convencidos de que la recuperación económica y social tendrán una clave principal: la sostenibilidad. En este proceso, las empresas jugamos un papel fundamental, si bien también los consumidores demandan, cada vez más, productos elaborados desde la práctica ecológica y la aportación para el entorno y la sociedad. En un mundo global en el que la única constante es el cambio, debemos desarrollar fórmulas que nos permitan estabilizar ciertas variables como el equilibrio con el planeta. Nuestra aportación es que la marca Codorníu sea 100% ecológica en 2024, un hito que ya hemos alcanzado en nuestras marcas de cava Parxet, Titiana y Raimat. Con este compromiso y la apuesta ininterrumpida por la innovación, Raventós Codorníu avanza en su estrategia para ser la empresa global de vinos sostenible con mayor crecimiento en 2025.

    Las últimas cifras macroeconómicas nos han dejado vislumbrar una recuperación sólida, pero para que se mantenga en esta dirección debemos favorecer un crecimiento sostenible, un crecimiento económico basado en la innovación, que promueva nuevas técnicas y soluciones generando riqueza social que impulse lo local a nivel internacional.

    "Hay más filosofía y sabiduría en una botella de vino que en todos los libros", decía Louis Pasteur. Esa es nuestra principal ambición: desde un sector como el nuestro, conseguir contar una historia con cada una de nuestras botellas. Ser conscientes de que todas tienen detrás un viticultor local, con su familia, sus raíces y su tradición. Nuestras uvas beben de estos tres ingredientes y son los que luego transmitimos a lo largo de la fermentación y la preparación de nuestros vinos. Cuando estas familias, raíces y tradición llegan al paladar de nuestros consumidores se cierra un ciclo: se escribe el final de una historia que vuelve a empezar.

    No entendemos estas historias sin la sostenibilidad. Vemos claro que el futuro pasa por una naturalización de la economía y, por lo tanto, por el impulso de todo lo local y lo orgánico. Nosotros procuramos aportar nuestro pequeño grano de arena (o nuestra pequeña uva, si se me permite), y lo más importante: lo hacemos disfrutando por el camino.

    Por eso pensamos que la sostenibilidad es el perfecto maridaje para el vino. Invitamos a que todas las compañías se redefinan y encuentren su propósito, para hacer crecer todo a su alrededor a partir de él. Nosotros ya lo hicimos, podríamos hacer sólo vino, pero elegimos dar valor a la tierra.