Opinión

España va camino de otra crisis


    elEconomista.es

    La inflación de febrero en España escaló hasta el 7,6%, su mayor nivel desde diciembre de 1986, principalmente por el incremento de la electricidad y las gasolinas. Este aumento de los precios que arrastra la economía española desde hace un año, y que se ha visto agudizado por la guerra Ucrania, ya supone un serio golpe para las familias. Tanto es así que un hogar medio español afronta ya un ga

    sto superior a los 3.000 euros al año por los actuales niveles de inflación. Por si fuera poco, este incremento no se da en caprichos no esenciales sino en productos de primera necesidad vital (como alimentación, ropa, vivienda, agua, gas, electricidad, transporte y sanidad). Es decir bienes que son necesarios para la subsistencia misma de los hogares y para los que no existen sustitutos posibles. En consecuencia, el alto daño de la inflación en el poder adquisitivo de los ciudadanos es ya una realidad cuantificable. No obstante, lo peor es que las perspectivas de los precios para los próximos meses no son halagüeñas. Muy al contrario, los economistas ya advierten de que el IPC podría irse hasta el 10% antes del verano por la crisis energética que el conflicto en Ucrania genera en el Viejo Continente. El impacto, por tanto, en los mermados presupuestos familiares crecerá, lo que sin duda agudizará los problemas de consumo que ya se venían observando en nuestro país desde el pasado año. Esta menor demanda afectará también a la actividad de las empresas y, por extensión, a nuestra renqueante recuperación económica. Es más, la progresiva caída del consumo debido a la persistencia de los altos precios constituye una tormenta perfecta que aboca a la economía española a la tan temida estanflación.