Acuerdo para la reforma laboral: Un duro golpe a la competitividad
elEconomista.es
El Comité Ejecutivo de CEOE ha dado finalmente el visto bueno a las líneas generales de la reforma laboral que ha planteado el Ejecutivo en la mesa de diálogo social. Pero eso no quiere decir que la patronal acepte por unanimidad la nueva normativa.
Según ha podido saber elEconomista, en la reunión ha habido destacadas abstenciones, como la de la patronal madrileña CEIM, la catalana Foment, la del campo ASAJA y la de los automóviles, ANFAC. Dichas asociaciones confirman que sus abstenciones se deben valorar como una clara negativa a la reforma laboral.
Se trata de una posición adecuada ante un acuerdo que elimina dos de los grandes avances logrados por la reforma laboral de 2012: la primacía de los convenios de empresa sobre los sectoriales y la limitación de la ultraactividad (la prórroga automática sine die de los convenios ya caducados). Gracias a estas medidas se evitó la repetición de errores tan flagrantes como propiciar un alza salarial en un año de recesión como fue 2009, lo que llevó a la quiebra a muchas firmas.
Volver a imponer los convenios colectivos sobre los individuales de cada empresa supone regresar a aquella normativa previa a la crisis inmobiliaria y financiera. Con esta reversión, por tanto, se vuelve a obligar a las compañías a ampararse en los convenios sectoriales sin opción de descuelgue para las firmas que lo necesiten, lo que supone un enorme perjuicio para las empresas en un momento como el actual, con la inflación escalando hasta el 5,6%.
Como algunas patronales advierten, el acuerdo "mina la competitividad" en un contexto en el que nuestras empresas ya sufren pérdidas en este aspecto por los altos costes energéticos y los problemas de las cadenas de suministros. De ahí que resulte incomprensible que la CEOE apoye una reforma laboral que daña al conjunto del tejido empresarial nacional.