Opinión
Un fin aún más lejano de la crisis
- Un nuevo 'cerrojazo' entre autonomías se avecina en Semana Santa
- Los objetivos de vacunación previos al estío se muestran difíciles de lograr
elEconomista.es
Los peores presagios sobre la ya inminente temporada turística de Semana Santa se confirman. Pese a la reducción de los contagios y las recomendaciones de los expertos, los cierres perimetrales de las autonomías decretados para el puente de esta semana se repetirán dentro de diez días.
La apertura de Canarias y Baleares para los visitantes extranjeros tendrá un efecto residual, ya que las contrataciones para Semana Santa aún son, en el conjunto de España, inferiores en más de un 50% al nivel que mostraban en 2019, y la ocupación hotelera total queda en el 30%.
Todas las esperanzas se cifran ahora en el próximo verano, pero apenas hay argumentos para el optimismo. La campaña de vacunación en Europa acumula un retraso ya difícil de compensar, pese a que vuelve a administrarse el antídoto de AstraZeneca. Incluso contando con los viales de este laboratorio, la inmunidad que España logrará en junio quedará lejos del 70% de la población que se esperaba.
Por su parte, las empresas deberán afrontar otros retrasos añadidos. El Gobierno reconoció esta semana que las ayudas directas recientemente aprobadas esperarán al verano para llegar a las autonomías, y su abono efectivo para las empresas aún se demorará más. En cuanto a los fondos europeos, Moncloa ya pospuso la recepción de su primer tramo al inicio del verano.
No es casual que, ante un horizonte así, el Banco de España inste al sector financiero a hacer otro "importante esfuerzo" en cuanto a provisiones para afrontar los posibles impagos de un tejido empresarial cada vez en mayores apuros. La recuperación económica se ve así pospuesta, como mínimo a otoño, un retraso que miles de empresas no podrán afrontar.