Opinión

La primera subasta de renovables y el almacenamiento

    Momento clave para la tecnología del almacenamiento energético

    Luis Marquina

    Hay que ser muy claros: no podemos decir que ha sido un éxito una convocatoria de subasta de energía en la que los proyectos de generación gestionable con almacenamiento que han resultado ganadores han sido cero. Cero es cero. Sin paliativos. Sin embargo, debemos felicitarnos porque se ha dado un gran paso hacia adelante. Vamos a explicarnos. El almacenamiento ha llegado a nuestro modelo energético para quedarse, de eso no cabe duda. En este sentido, el borrador del Plan Estratégico de Almacenamiento abrió la primera puerta para que poco a poco todos los agentes del mercado fueran entendiendo cómo se va a transformar nuestro modelo energético y con ellos nuestras vidas. Y ese borrador de alguna manera lleva implícito su propio ritmo de implantación, una cadencia propia, lenta pero irreversible, de entrada del almacenamiento en el mercado de la energía. Y en esta cadencia, en este ritmo lento pero seguro, esta subasta aparece en escena a destiempo, antes de que el armazón del almacenamiento estuviera mejor trabado, más armado, más sólido. Es decir, ahora no tocaba.

    Sin embargo, esta subasta ha representado para el almacenamiento un gran paso adelante porque por primera vez los promotores de proyectos y los diferentes players del sector, desde utilities a fondos de inversión, se han acercado al almacenamiento de una manera profesional y rigurosa, con la clara intención de integrar el almacenamiento en su propuesta de valor tecnológico. ¿Y esto es un gran avance por el que felicitar al MITECO? Es un avance descomunal. Han sido innumerables las consultas que desde AEPIBAL hemos recibido de promotores de generación que han solicitado una actualización de su conocimiento del almacenamiento, así como múltiples los contactos provocados entre empresas promotoras y proveedores de servicios de almacenamiento. Entonces, ¿qué ha fallado?

    Desde nuestro punto de vista son dos cosas las que han fallado: por un lado, hay una razón sistémica, es decir, para que un promotor se atreva a dar el paso de ofertar generación con almacenamiento tiene que necesariamente tener un mucho mejor conocimiento de las tecnologías y sus aplicaciones, así como de las potenciales inversiones a acometer, sujetas hoy a una expectativas de precios a la baja que deben de hacerse realidad pero que ofrecen cierto grado de incertidumbre; y en segundo lugar, hay una razón coyuntural y únicamente achacable a las señales de precio ofrecidas en la subasta, cuyo incentivo a la generación gestionable era claramente insuficiente a la hora de compensar el riesgo tecnológico existente y, lo que es más comprometido, presentar ofertas competitivas en un escenario de precios de derribo. Si, por ejemplo, el precio ponderado resultante en la subasta de energía fotovoltaica ha sido de 24 €MWh, el almacenamiento hoy no ayuda a alcanzar esos rangos de precios. O dicho en otras palabras, sólo multiplicando por seis el incentivo propuesto de 0,25% el almacenamiento podría haber tenido alguna oportunidad. Esto es así y no querer verlo es engañarse a uno mismo.

    Cuál es la llave del despliegue del almacenamiento

    Desde AEPIBAL creemos que son tres las llaves del despliegue: la primera, es la calma; la segunda, es aquello que se subasta, y la tercera y última es el modelo de incentivos. ¿Qué es la calma? Sencillamente dejar que a partir de este primer impulso vaya naciendo un tejido industrial del almacenamiento que configure un ecosistema tecnológico sólido y estable. En este sentido, los Fondos de Recuperación y Resiliencia deben aplicarse a validar modelos de negocio, tecnologías, aplicaciones y, en definitiva, a ejecutar proyectos piloto que sitúen al almacenamiento en el plano industrial en el que debe estar, en el que por fuerza va a estar. Qué subastar es igualmente clave, efectivamente, porque no terminamos de encontrar sentido a poner en competencia las subastas de generación con subastas de generación gestionable, no deja de ser un partido desigual a fecha de hoy, donde compiten churras contra merinas con sólo un posible ganador: la generación no gestionable, como se ha podido comprobar. Por eso entendemos que habrá que apostar sólo por dos potenciales productos a subastar: subastas exclusivas de generación con almacenamiento por un lado, y subastas exclusivas de servicios de almacenamiento (sin generación) por otro. Las primeras podrían ser rápidas porque ya hay un cierto armazón legal que les de cobertura mientras que las segundas necesitarán de todo el corpus legal en marcha para poder ser articuladas. ¿Y el incentivo? Es la tercera llave porque el almacenamiento necesita arrancar, necesita explosionar y para ello los primeros proyectos claramente deben ofrecer retornos muy favorables. Es el peaje del esfuerzo tecnológico, es el camino sinuoso para llegar al éxito. No hay otro.