Opinión
Alivio para el dividendo bancario
elEconomista.es
El BCE acabó esta semana con el veto que, desde el inicio de la crisis del Covid, imponía al reparto de dividendos de los bancos de la eurozona. Lo que hasta ahora era una prohibición taxativa se convierte en una recomendación de mantener la prudencia, y en una limitación de los pagos hasta septiembre de 2021.
La barrera queda fijada en un máximo del 15% de las ganancias acumuladas en los ejercicios de 2019 y 2020. Es cierto que se trata de un porcentaje muy inferior a la horquilla entre el 40 y el 50% del beneficio que solían repartir las entidades europeas antes de la llegada de la pandemia, pero permite garantizar ya una mínima rentabilidad. En el caso de la banca española, esta situación implica que, respecto al primer dividendo que podrá distribuir el año próximo, es previsible un rendimiento promedio del 1,7%. Además, en dos casos excepcionales, los propios de Unicaja y Liberbank, hay posibilidad de superar la cota del 3%. En cuanto al segundo pago anual a sus accionistas que el sector financiero suele acometer, las perspectivas son mejores. La limitación que ha anunciado el BCE no está vinculada directamente al cumplimiento de unos objetivos concretos de capital, un aspecto que habría penalizado especialmente a los bancos españoles.
La limitación del BCE a estos pagos no cubre de momento todo 2021 y es factible una mayor cuantía desde octubre
No en vano se encuentran a la cola de la eurozona en cuanto a la ratio CET 1, la que mide el capital de máxima calidad. Pero aún más importante es el hecho de que, al contrario de lo que se esperaba, la barrera que establece el BCE para el dividendo, a priori, no se extenderá a todo 2021. Es así posible que, a partir de octubre, Fráncfort permita, como mínimo a las entidades más solventes, ir más allá del límite del 15% del beneficio y repartir un dividendo de mayor cuantía.