Opinión

La solidez, la utilidad y la unión de los mercados de capitales

    Un necesario cambio en la percepción de los mercados financieros

    Christian Staub

    Las crisis financieras suelen traer consigo una reevaluación de la utilidad social. Tras la crisis de 2008, Adair Turner, a la sazón presidente de la Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido, calificó algunos aspectos del mercado de derivados de crédito de socialmente inútiles. En los 11 años transcurridos desde que se realizaron estas declaraciones, las dudas sobre la utilidad social de las finanzas han saltado desde los productos situados en su periferia hasta el corazón mismo de la bolsa.

    Está prestándose más atención al papel de la bolsa en nuestro sistema de capitalismo financiero, a cómo puede aprovecharse mejor para sostener la economía real y a cómo abordar la relación entre el valor para el accionista y para todas las partes interesadas.

    La finalidad de las políticas públicas será abordar estas cuestiones de forma práctica. En Fidelity International, creemos firmemente que la Unión de los Mercados de Capitales (UMC) de la Unión Europea y las recomendaciones del Grupo de Expertos de Alto Nivel presentan una oportunidad real para conjugar los intereses comunes de las finanzas y la sociedad con el fin de revitalizar la economía europea.

    Más educación financiera para  convertir al asalariado en propietario

    La salud financiera de los hogares desempeña un papel crucial en este marco. La función de un mercado de capitales integrado en la sociedad es volcar el ahorro de los hogares en la economía real para que esta pueda utilizarlo y rentabilizarlo, y la UMC nos lo recuerda en la estructura misma de su diseño, con los hogares necesitados de oportunidades de inversión en un extremo de la cadena y la industria necesitada de financiación en el otro.

    De ahí se desprende la ambición de estimular la participación del inversor minorista en el crecimiento económico de la UE, buscando transformar a los perceptores de salarios en propietarios de activos. Para hacerlo realidad se necesita una mayor educación financiera, de modo que los ciudadanos entiendan cómo distribuir su conjunto particular de pasivos entre los activos a su disposición.

    Una base de inversores más amplia necesita un conjunto de emisiones corporativas más extenso y variado donde elegir, de ahí la necesidad de contar con el apoyo de la UMC y el Grupo de Expertos de Alto Nivel para fomentar una mayor participación de las pymes en los mercados de capitales a través de los canales que ofrecen Solvencia II, Basilea II o los fondos de inversión europeos a largo plazo (ELTIF, por sus siglas en inglés).

    Las pymes son uno de los principales motores del crecimiento económico a escala nacional y mejorar su acceso a la financiación estimularía la creación de empleo y la inversión. Para animar a estas empresas a emitir acciones por primera vez, se les debería aplicar de forma más flexible la normativa de abuso de mercado dirigida a las entidades más grandes.

    De este modo, un plan sólido para fomentar la participación en las bolsas no solo daría mayor solidez financiera a los hogares, sino también a las empresas. Al conceder más peso en la financiación al capital en detrimento de la deuda, las pymes serán menos vulnerables a crisis repentinas de crédito y liquidez.

    La participación de las pymes en bolsa daría mayor solidez financiera a hogares y empresas

    Si los intereses de la sociedad y las empresas van a estar más conectados por la vía de las bolsas, entonces la solidez de las empresas se convierte en un fin en sí mismo. Las empresas endebles contagiarán su fragilidad a sus empleados y a los inversores, así como al conjunto del sistema económico.

    La UMC posee elementos que permitirán a las gestoras de activos guiar a las empresas hacia modelos de negocio más resistentes mediante la asignación del capital o la administración responsable. Las propuestas del Grupo de Expertos de Alto Nivel sobre las participaciones accionariales son un paso en la dirección adecuada, así como las propuestas para dinamizar el análisis de pymes.

    Sin embargo, hay margen para ampliar el alcance. A la hora de crear un nuevo sistema de capital se debe hacer todo lo posible para mitigar los riesgos sistémicos capaces de malograrlo. Volvemos de nuevo a 2008, cuya respuesta proporcionó una pauta para modelos de solidez financiera.

    En este sentido, las autoridades podrían hacer uso de la legislación sobre recuperación y resolución de bancos y aseguradoras, dejando de lado las normas sobre suficiencia de capital pero tratando de instaurar la misma cultura de solidez en las empresas no financieras. Aquí podrían aplicarse políticas que van desde las pruebas de resistencia hasta los informes anuales.

    La iniciativa de la UMC clarifica la utilidad social de la bolsa, sostenida por dos pilares como son la mayor participación de los inversores minoristas en los mercados y la mayor difusión de las emisiones de valores de las empresas. Sin embargo, las empresas frágiles amenazan con romper el círculo virtuoso de creación de valor y mayor actividad económica, así como la confianza de los inversores minoristas recelosos, lo que obliga a las autoridades a considerar un tercer pilar: el de la solidez de las empresas.