Opinión

La peor respuesta a la actual crisis

    La vicepresidenta de Economía Nadia Calviño

    elEconomista.es

    El Plan de Estabilidad revela los cálculos del Ejecutivo sobre el daño económico de la epidemia. El impacto en 2020 es demoledor, con una caída del PIB del 9,2% y una tasa de paro en el 19%. La recesión no se compensará ni aunque se cumpla el optimista augurio de que la economía avance un 6,8% en 2021.

    Es más, en ese ejercicio se planteará un problema de mayor calado, ya que el déficit público heredado de 2020 escalará al 10,3% y la deuda al 115% del PIB. Las ayudas europeas brindan un auxilio parcial. Descartados los eurobonos (la vicepresidenta Calviño ni los menciona), quedan los préstamos del MEDE y el fondo SURE para el empleo, pero se limitan a gastos relacionados con la epidemia. El problema estriba en que España presenta un déficit estructural (ajeno al ciclo económico) superior al 3%, por lo que ya incumple el Pacto de Estabilidad. Para corregirlo el Gobierno propone la peor de las soluciones: subir impuestos. Este plan carece de visos de prosperar, ya que exige la misión casi imposible de aprobar unos Presupuestos. Pero aún más preocupante es el daño que infligiría a la economía. Las empresas afrontarían un tipo de Sociedades más alto cuando las estimaciones de beneficios del Ibex caen un 43% y la recaudación de este tributo desciende un 8%. De hecho, aunque el PIB avanzara un 7% en 2021, es imposible que el total de los ingresos fiscales compense un gasto público que crece un 10,5%.

    El Gobierno fía la reducción del déficit estructural a las subidas de impuestos lo que aboca a España a un rescate

    La solución pasa por la única vía a la que el Gobierno se cierra: reducir el desembolso con medidas como reformar la Administración, racionalizar el gasto de la Seguridad Social o favorecer la unidad de mercado. Su negativa impide bajar el déficit estructural y sitúa a España al borde del rescate europeo..