Opinión
Rigor fiscal que debe ser razonable
elEconomista.es
El Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac) prestará especial atención este año a las actividades de los ciudadanos españoles que se acogen a las ventajas del régimen fiscal portugués para extranjeros. Se trata de una estrategia comprensible. Cualquier experto en en fugas de capitales obtenidos de forma irregular, o en dinero procedente de actividades ilícitas, conoce las ventajas de las que este tipo de delincuentes pueden usurpar en Portugal.
Se trata de un país muy cercano geográficamente a España y que comparte con nuestro país la moneda y el mismo espacio fronterizo europeo, libre de trabas a la circulación de personas, mercancías e inversiones.
Por tanto, sólo pueden ser bienvenidos estos nuevos controles del Sepblac, siempre y cuando se focalicen en la persecución de delitos que le es propia a estos organismos. En ningún caso debe utilizarse este mecanismo como un medio de disuadir el innegable interés que muchos altos patrimonios, obtenidos de forma legítima, tienen de beneficiarse de la visa dorada lusa. No hay nada de ilícito en que un contribuyente busque medios para defenderse de la ofensiva fiscal que ha barajado el Gobierno PSOE-Podemos desde su llegada a la Moncloa.
Resultaría injusto criminalizar en bloque la pretensión de los grandes patrimonios de obtener la 'visa dorada' lusa
Los planes pasan por castigar a los llamados ricos en todos los frentes, con elevaciones del tipo más alto del IRPF, de las cotizaciones máximas a la Seguridad Social, de la fiscalidad de la inversión o incluso de la mera posesión de activos (con una posible armonización a escala nacional del Impuesto de Patrimonio). Las visas doradas son instrumentos legales que también se usan en España para atraer grandes fortunas. Todo nuevo control fiscal sobre movimientos de capitales debe tener en cuenta esa realidad y ejercerse de modo razonable.