Opinión

Dos meses para que en EEUU no vean la hoz y el martillo


    Joaquín Gómez

    El consejero delegado de una cotizada del Ibex me decía esta semana que "lo malo será en marzo, cuando tengamos que ir a EEUU tras la presentación de resultados y debamos levantar la cruz que nos ponen los inversores americanos cuando ven aparecer la hoz y el martillo". Va a costar meses, de esperar y ver, para constatar que la dilución del Gobierno que ha hecho Sánchez de Podemos es más connotativa que denotativa. Que el inversor yankee entienda que el Gobierno de coalición no tiene elementos incontrolados que metan mucho el palo en la rueda del crecimiento.

    El castigo a la bolsa española, que en casi cuatro años sufre un retraso de casi 20 puntos de rentabilidad frente a la bolsa europea, hay que justificarlo en su mayor parte a la expectativa inexistente de subida de tipos en Europa y la destrucción creativa construida por los bancos centrales de que los accionistas de la banca sean quienes paguen gran parte de la salida de la crisis. Esto no hay forma de que los amigos y familiares a quienes se lo cuentas lo quieran comprender, ni siquiera entender, y con suerte cuando lo explicas te miran mal, como abducido por el capitalismo. Ahora que un porcentaje mayoritario de jóvenes no cree en el sistema, porque éste no está sabiendo integrarles, al menos me queda la defensa, como dice la presidenta de la New York Stock Exchange, Stacey Cun-ningham, de que "el capitalismo es compartir el éxito, las empresas salen a cotizar para socializar su crecimiento".

    Mientras se disipan esas voces de la hoz y el martillo en la bolsa española va a haber dos sectores a los que habrá que vigilar, porque son muy susceptibles de que se les meta mano, como son eléctricas y socimis. En el caso de la versión española de los reits, se puede erosionar su modelo de retribución al accionista y en el de las eléctricas cómo se las remunera. Sin embargo, en ambos casos, creo que el mayor vértigo que tiene el inversor son las fuertes subidas que han tenido estos valores. Entrar en ellos en los precios actuales obliga a esa reflexión tan buffetteriana de que precio es lo que pagas y valor es lo que recibes, por lo que cuesta ver si queda mucho valor que extraer.

    En el caso de las eléctricas empiezo a escuchar con preocupación que ni siquiera el fortísimo crecimiento del coche eléctrico va a servir para paliar la irrupción del autoconsumo de viviendas y construcciones eficientes. El compromiso por el cambio climático está en el centro de un debate que, en mi opinión, es muy incipiente para meterse en las cotizaciones. Pero hay que mirar hacia Francia como modelo pionero de todo lo que se está haciendo. Los franceses no están sujetos a un impuesto sobre el autoconsumo de energía solar, incluso en el caso de instalaciones fotovoltaicas alquiladas.