La EPA confirma el frenazo del empleo
Carlos Martínez
Como muchos analistas esperábamos, los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo semestre del 2019 han confirmado una desaceleración en la creación de empleo y una importante reducción del paro con respecto a abril, mayo y junio del año pasado.
Debemos destacar que la ocupación en este trimestre ha aumentado en 333.000 personas, lo que supone un descenso de casi el 30 por ciento con respecto al 2018, y el paro ha bajado en 123.000 personas, lo que supone un importante retroceso también.
Otras de las noticias que cambia la tendencia de los dos últimos trimestres (donde prevalecía la creación de empleo público), ha sido que la totalidad del empleo creado ha venido del sector privado, perdiendo el empleo público más de 19.000 efectivos. Como suele ser habitual en esta EPA, se ha dado un importante crecimiento del empleo y una bajada de paro, mayormente en el sector servicios, donde la ocupación aumenta en 313.000 personas, seguido de la industria con 56.000; y se ha perdido ocupación en agricultura y en construcción. Son datos que reflejan la estacionalidad del empleo y que habrá que ver cómo evolucionan hasta final de año, pero las perspectivas son negativas. Esta estacionalidad conlleva una peor calidad en la creación de empleo y esto hace que aumente la temporalidad.
La estacionalidad del empleo conlleva mayor cantidad de trabajo temporal
Uno de los mejores datos que hemos recibido ha sido el cambio de tendencia que parece que se confirma del aumento de la población activa, en continua mejora desde el segundo trimestre de 2018, superando los 23 millones de efectivos. Con este sombrío panorama que está ralentizando la creación del empleo, ¿qué políticas debería poner en marcha nuestro Ejecutivo? Durante estos días en la sesión de investidura hemos escuchado a Pedro Sánchez las medidas que tenía previstas para mejorar nuestro mercado laboral y que se centraban, a modo de resumen, en luchar contra la precariedad en el empleo con un nuevo Estatuto de los Trabajadores; aprobar un nuevo estatuto para los becarios; aumentar el salario mínimo hasta alcanzar el 60 por ciento del salario medio; aumentar la contratación indefinida; o abordar los aspectos más lesivos de la reforma laboral de 2012.
A todos nos gustaría que la implantación de todas estas acciones fuese posible, pero ¿de verdad es lo que necesitamos para crear empleo? Desde mi punto de vista, estamos en un momento en el que la tecnología está cambiando nuestra economía y nuestros trabajos a gran velocidad. Parece que cada vez se está implantando un modelo donde vamos a pasar de vender nuestro tiempo a vender nuestro trabajo.
Incertidumbre ante la digitalización por los posibles desempleos y pérdida económica
Estamos en pleno proceso de cambio con cierta sensación de miedo hacia el futuro: hemos visto informes que hablan de desaparición masiva de puestos de trabajo, tenemos problemas de desconexión, de conciliación, tememos por nuestro estado de bienestar, por la precariedad laboral que las plataformas digitales están implantando, por una mayor polarización de los trabajadores, etc. Pero yo creo que hay más luces que sombras en todos los cambios que se están produciendo: por un lado, también hay estudios que afirman que la digitalización creará casi el doble de puestos de los que desaparecerán; por otro, según las estadísticas estoy convencido de que, el empleo femenino va a mejorar con un récord de mujeres cotizantes a la Seguridad Social. Esta digitalización requiere un mercado laboral flexible, abierto, adaptado a los nuevos tiempos. Las rigideces harán que el desempleo aumente y que nuestro crecimiento económico peligre. Esperamos que el nuevo Ejecutivo no se deje llevar por cantos de sirena y tome medidas reales para una economía real.