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Los bancos, a la caza de negocio a través del móvil


    elEconomista.es

    El sector financiero americano goza de buena salud a pesar de la situación de incertidumbre que vive el continente, debido a los focos de inestabilidad que sufren algunos países y pese a la incertidumbre que generan las sucesivas elecciones presidenciales que se celebrararán éste y el próximo ejercicio en buena parte del continente.

    La actividad mantiene crecimientos elevados y ofrece rentabilidades muy superiores a las de otros mercados, llegando hasta el 21%, cinco veces más que en España. Además, las expectativas son positivas, principalmente por el bajo nivel de bancarización con respecto a otras zonas del planeta y por las oportunidades que están surgiendo por las nuevas tecnologías, principalmente el teléfono móvil.

    Los grupos españoles presentes en Latinoamérica y Estados Unidos -principalmente el Santander, BBVA y Sabadell- mantienen su confianza y tienen diseñados planes de inversión millonarios, destinados al entorno digital, para expandir su influencia, incrementar los ingresos y compensar las dificultades del negocio que se presentan en otros países, como España, donde la presión es elevada por los tipos de interés en negativo y el lastre del segmento inmobiliario.

    Las agencias de calificación Moody's y S&P destacaron hace unos meses el estado de fortaleza del sector a pesar de los riesgos existentes. La primera señaló que "la creciente actividad económica dará soporte a la calidad de activos conforme maduran los créditos otorgados en segmentos de mercado de mayor riesgo, mientras las amplias reservas de cobertura para pérdidas crediticias y los adecuados niveles de capital protegerán a los bancos de aumentos de morosidad inesperados".

    Moody's, en su reporte, subrayaba que la mayoría de los bancos de América Latina tendrá una posición más fuerte en 2018, principalmente por el crecimiento conservador del otorgamiento de créditos, indicadores de calidad de activos manejables con una sólida cobertura con reservas y una capitalización sólida ajustada por riesgo adecuado.

    Por su parte, S&P avanzaba mejores perspectivas para las entidades de la región gracias al im-pulso de la eco- nomía, con Mé- xico, Colombia, Brasil y Chile tirando del carro. Como su rival Moody's, la agencia ponía también el acento en la calidad de los activos y la elevada rentabilidad.

    Eso sí, ambas hacían referencia a que el mayor riesgo para la banca del otro lado del Atlántico era el político, ya que podrían acceder a los distintos Gobiernos de tintes populistas que echaran por tierra las reformas llevadas a cabo en los últimos años.

    Argentina, foco de preocupación

    En las últimas semanas la principal preocupación se ha instalado en Argentina, con su petición de ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI). Se da la circunstancia de que se trata del país que estaba ofreciendo mejores oportunidades a los inversores por el progreso realizado. De hecho, los dos grandes bancos españoles habían redoblado su apuesta por este mercado, panorama que por ahora no ha cambiado, ya que esperan que la situación no se descontrolará y poco a poco se normalice. En Argentina es donde las entidades latinomericanas logran los mayores rendimientos y donde registran buena evolución de los préstamos y de la morosidad.

    México y Brasil siguen siendo puntales básicos para las cuentas del Santander y BBVA. Durante la crisis estos dos mercados contribuyeron muy positivamente a sus cifras, representando en algún momento en torno a la mitad de las ganancias en ambos. Ahora y a pesar de las tensiones, seguirán aportando beneficios relevantes, que llegarán al menos al 20%.

    En este contexto, las entidades están desarrollando nuevos canales y aplicaciones para llegar a los clientes y contener los costes. La digitalización es imparable como en el resto de mundo. Los grupos instalados en la región son conscientes de la importancia de las nuevas tecnologías y están desplegando todas sus armas para atraer a las capas de población más jóvenes y a la población que no está bancarizada.

    Los sistemas y soluciones a través de aplicaciones para móviles y tabletas han adelantado en uso por primera vez a la denominada banca a través de mensajes de texto (SMS). Aún así, la sucursal sigue siendo prioritaria para gran parte de las instituciones financieras latinoamericanas. Un estudio realizado por Technisys y la Universidad de Stanford refleja que las oficinas son el canal más relevante por el número de transacciones que se efectúan.

    Eso sí, esta situación cambiará en el futuro no muy lejano, ya que existen proyecciones que apuntan a que en 2020 los clientes no tendrán que acudir a las sucursales para hacer sus operaciones. Así, al menos, lo considera el 72% de los bancos. Además de los adelantos tecnológicos, los costes de tener redes físicas (personal, impuestos, inmuebles, etc.) hacen presagiar que los procesos digitales irán poco a poco ganando terreno. Los usuarios, al tiempo, conseguirán, a priori, servicios y productos más atractivos mediante el móvil.

    En Latinoamérica, por ejemplo, casi dos tercios de los ciudadanos no forman parte del sistema bancario y sólo una quinta parte de los pagos se realiza a través del móvil.

    Estos datos ponen de manifiesto el elevado potencial de crecimiento para el sector para los próximos años, que ya se está recogiendo gracias al esfuerzo de las entidades por potenciar estos canales alternativos y por los cambios socioculturales. En esta travesía, en algunos casos, los bancos están sellando acuerdos con empresas tecnológicas o con las denominadas fintech, firmas financieras que operan a través de las aplicaciones de Internet de manera exclusiva.

    El secretario general de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), Giorgio Trettenero, viene afirmando de manera recurrente que el sector se encuentra en un proceso de transición "de ser tradicional a ser digital" y consideró que esto requiere una regulación, además de ir más allá de los productos web.

    Seguros al alza

    Las perspectivas para el sector asegurador son similares que para la banca por el crecimiento económico, pero en este caso, debido a la situación de cada unos de los mercados, las mayores expectativas se encuentran en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, que conforman el mayor bloque de mercados frontera de la región, según apunta el informe. No obstante, se aclara que los sectores del seguro en Perú y Colombia están más desarrollados que los de Bolivia y Ecuador, principalmente debido a reformas estructurales e institucionales realizadas en la década de 1990 y principios de la década de 2000. Estos, sin embargo, no son los únicos aspectos a tomar en consideración. Se espera que el volumen de primas ascienda en prácticamente todos los países.

    Con este escenario no es de extrañar que las distintas aseguradoras españolas estén poniendo su foco en Latinoamérica para crecer. Hasta ahora, sólo Mapfre tiene una presencia global al otro lado del Atlántico. En su caso, tiene previsto reforzarse en Brasil.

    Otras han desembarcado en algunos países, como Mutua y Santalucía, pero están explorando las posibilidades para aprovechar las oportunidades de crecer en la región a través, principalmente, de socios locales.

    Como ocurre con los productos financieros, la penetración del seguro es baja en comparación con los mercados europeos, por lo que supone un caladero importante de negocio. La actividad, según distintas casas de análisis, aumentará en torno al avance del PIB este año tras varios ejercicios de menores incrementos. Las previsiones, si bien, indican que será a partir de 2019 cuando se produzca un repunte mucho más acelerado, superando incluso el doble dígito.

    Los canales digitales también se han convertido en un puntal para que las aseguradoras penetren en capas de la población hasta ahora sin seguros y, además, a un coste mucho más bajo que en el pasado. La tecnología está abriendo importantes posibilidades al sector.

    Eso sí, en Latinoamérica es donde el seguro encuentra buena parte de los riesgos, en parte, por la creciente exposición a las incertidumbres existentes por el cambio climático y los desastres naturales. La región es centro neurálgico de terremotos y huracanes, fenómenos en los que el sector se ve afectado por las cuantiosas indemnizaciones a las que tiene que hacer frente. El año pasado, por ejemplo, Mapfre tuvo que asumir pérdidas de casi 200 millones por las tormentas del Caribe, que finalmente fueron menores de las esperadas por la buena gestión del reaseguro.