Motor
Mirones de accidentes, un problema internacional que crece cada día con las redes sociales
Pedro Berrio
El lamentable morbo de reducir la marcha o parar para grabar un accidente no es algo que se produzca solo en España. En algunos países europeos ya aplican elevadas multas por realizar esta práctica.
Desgraciadamente es algo habitual ver cómo se ralentiza e incluso se detiene el tráfico cuando se produce un accidente y no precisamente para auxiliar a las víctimas. La curiosidad, el morbo y el interés por grabarlo todo está detrás de estas retenciones que muchas veces acaban provocando nuevos accidentes. Si en el lugar de un siniestro ya están las fuerzas de seguridad y los servicios sanitarios, lo que debemos hacer es continuar la marcha, sin reducir la velocidad que lleve el tráfico en ese momento y no obstaculizar la carretera o distraernos por mirar lo ocurrido.
El Real Decreto 1228/2003 del Reglamento General de Circulación (RGC), en su artículo 91.1, establece que "parar el vehículo obstaculizando la circulación o creando peligro para otros usuarios" está tipificado con una multa de 200 euros para el conductor. Esto puede dar lugar a un nuevo accidente, incluso en los carriles contrarios, algo que suele ser habitual. En casos extremos los "mirones" se detienen en el mismo momento del accidente y antes de auxiliar a los heridos o pedir ayuda a emergencias, graban con sus smartphones la situación. Esto se podría considerar como un incumplimiento del deber de auxilio, un delito grave que puede llegar a los cuatro años de prisión.
En Alemania, un país supuestamente más concienciado con los temas sociales, incluso ha habido enfrentamientos entre los que graban accidentes y los servicios de seguridad y sanitarios a la hora de echarlos del lugar del siniestro. Por ello las autoridades germanas han ido más lejos y han endurecido las sanciones: "Mirar con curiosidad, buscar desproporcionadamente el sensacionalismo en el lugar de un accidente puede ser una infracción administrativa castigada con multas de hasta 1.000 euros". En algunos casos puede haber penas de hasta dos años de prisión.
Un delito contra la integridad moral
Detrás de todo esto se encuentra, en muchos casos, el interés por subir contenido a las redes sociales y buscar los "likes". Al grabar con el teléfono móvil o con cualquier otro dispositivo imágenes de un accidente en el que salgan las víctimas, se puede incurrir en un delito contra la integridad moral de las propias víctimas y de sus familias. La DGT y la Guardia Civil hicieron una campaña en redes sociales con el lema "No grabes, no compartas" para alertar a los que graban accidentes de tráfico de que están cometiendo un delito, incluso aunque no se difundan, solo por el hecho de grabarlas.
La Guardia Civil incluso investiga estas prácticas en redes sociales. A nadie nos gustaría vernos en cualquier red social en esas condiciones y mucho más doloroso puede ser ver a un familiar o un ser querido víctima de un accidente. En España grabar y difundir esas imágenes también está tipificado en el Código Penal y puede suponer hasta dos años de prisión.