Motor

Cupra definirá antes de julio su futuro en EEUU: debate entre modelos y si producir en México

  • El fabricante está en negociaciones con Penkse Automotive para desembarcar en el país 
  • "Una decisión así se toma pensando en el largo plazo", dice el CEO, Wayne Griffiths
  • Valora también las facilidades para importar los vehículos desde América a Europa 
El CEO de Seat y Cupra, Wayne Griffiths, durante la presentación de resultados. Kike Rincón

Carles Huguet
Martorell,

Seat mira con atención las políticas arancelarias de Donald Trump en Estados Unidos. Aunque su presencia en el país es todavía marginal, el fabricante de automóviles tiene en su hoja de ruta llevar la marca Cupra allí antes de final de década; un plan que incluye nuevos modelos y actividad industrial y que los vaivenes geopolíticos obligan a revisar de manera periódica. El grupo trabaja con varios escenarios a la vez, pero a pesar de que el inicio de las ventas está previsto para 2030 asume que deberá definir su estrategia en el primer semestre de 2025.

Así lo explicó el consejero delegado de la compañía, Wayne Griffiths, durante la presentación de los resultados del ejercicio 2024. "Aunque la situación geopolítica complica las premisas que manteníamos hace algunos meses o incluso semanas, nuestros planes para entrar en Estados Unidos se mantienen igual", señaló el dirigente.

El plan A pasaba por abordar Estados Unidos con dos coches. Uno de los modelos se fabricará en las instalaciones que Volkswagen tiene en Norteamérica, aunque no precisó si será en Estados Unidos o México. Sobre el otro, se aspira a que se pueda ensamblar en la planta de Seat en Martorell.

Los aranceles anunciados a México, Europa o Canadá pueden influir en la estrategia, pero no en el destino final. "Los planes de inversión tan importantes, de miles de millones, se hacen a largo plazo. No se pueden hacer dependiendo de cambios de esta manera; lo que hay que hacer es ser flexible y manejar alternativas", tranquilizó. Y añadió: "Hay que manejar los distintos escenarios, no es todo blanco o negro".

Seat debe trabajar con varios años de anticipación. Es por ello que la fecha límite para tomar una decisión se acerca. Y para tomarla hay que tener en cuenta tanto los aranceles que imponga Estados Unidos al lugar de producción como si la Unión Europea responde con otros aranceles a las políticas de Trump. "Hay que poder exportar ese coche a Europa, también", recordó. "Hay argumentos para ambas regiones", remató.

Pero las dudas no giran solo alrededor del lugar de producción -nadie adivina de cuánto serán por aquel entonces-. También se estudia el tipo de producto con el que aterrizar en el mercado vista la lentitud con la que avanza el coche eléctrico, pues solo alrededor del 9% de las nuevas matriculaciones son de vehículos de cero emisiones. "Tenemos que comparar nuestros planes con la realidad y escuchar a los clientes", explicó.

"Para ir a Estados Unidos tienes que tener los coches que se venden allí, más grandes", decía Griffiths en una entrevista reciente concedida a elEconomista.es.

Por ello, el directivo se inclina por apostar tanto por los automóviles limpios como por la combustión. "Lo que hay que ser es flexible y tener alternativas, con una regulación que exige eléctricos, un presidente que dice drill baby drill y un cliente que lleva coches de combustión", diagnosticó. "Y eso no vale solo para Estados Unidos, vale para todo", zanjó.

Una vez definida la estrategia será el momento de sellar el acuerdo con el grupo de distribución Penkse Automotive, con el que está en conversaciones desde hace meses.