Musk pierde 82.000 millones con el hundimiento de Tesla del 43% en bolsa desde diciembre
- Las ventas de la firma se han derrumbado en Alemania o China
- Los aranceles de Trump disparan sus costes de fabricación
Víctor Ventura
Convertirse en la mano derecha de Donald Trump le ha salido caro a Elon Musk. Su asociación con el presidente de EEUU llevó a la firma a tocar máximos históricos el pasado 17 de diciembre, cuando su 12% del capital de la firma llegó a valer unos 191.000 millones de dólares. Pero el creciente rechazo a la firma en todo el mundo ha hundido la acción de la compañía de coches un 43% desde sus máximos, hasta recuperar el nivel que tenía justo antes de las elecciones. El resultado: Musk ha borrado 82.000 millones de su patrimonio en poco menos de cuatro meses.
La mezcla de unos modelos que ya tienen varios años de edad, una mayor competencia, una reducción de las ayudas a la compra de coches eléctricos y los aranceles de Trump han desatado una 'tormenta perfecta' sobre Tesla. Y, para rematar la jugada, el propio Musk ha repelido en los últimos meses al perfil de consumidor al que más dirigía sus coches.
La figura de Musk lleva años polarizando abiertamente a la ciudadanía, especialmente después de que abrazara el 'trumpismo' más radical con su compra de Twitter. Pero el polémico saludo nazi del 20 de enero y sus actuaciones desde que ocupa un cargo clave en el Gobierno de Trump han convertido a la firma de coches en una 'apestada' entre un segmento muy amplio de la ciudadanía. Y, lo peor para Tesla, es que el perfil de persona que decidía comprarse un coche eléctrico por su preocupación por el cambio climático coincide con el tipo de persona que más rechaza la ideología hacia la que ha derivado Musk.
Este boicot se ve claramente en las ventas de coches. Alemania ha informado este miércoles de que las ventas de Tesla se han derrumbado un 76% interanual en dicho país, después de que Musk hiciera campaña por el partido de extrema derecha AfD. Las ventas en Francia han caído un 63%, y el hundimiento ronda el 50% en la UE en su conjunto. En España, sus ventas en enero se desplomaron un 75%. Y en EEUU, los coches Tesla, con el Cybertruck a la cabeza, se han convertido en la diana perfecta para el 48% de la población que rechaza el Gobierno de Trump. En las últimas semanas se suceden las burlas y ataques a coches de Tesla, al que la izquierda estadounidense ha dado el mote de "Swasticar", un juego de palabras entre la "esvástica" nazi y "coche".
Y el problema no se queda en Occidente. Los rivales chinos se han 'comido' sus ventas también en el país asiático. Los datos anunciados ayer revelaron una caída del 50% en las ventas de Tesla en China en febrero, ante la pujanza de firmas locales como BYD. Además, Pekín ve a Tesla como una forma de presionar a Trump en la guerra comercial desatada por el presidente norteamericano, 'castigando' directamente a uno de sus aliados más cercanos.
Por si fuera poco, hasta Trump conspira en su contra. Aunque Tesla arma sus coches en fábricas situadas en EEUU, la firma compra numerosas piezas de México y Canadá, por lo que los aranceles impuestos por el presidente se harán notar en los coches, con bruscas alzas de precio por el aumento de los impuestos sobre las piezas con las que está hecho.
La mayor esperanza para el magnate es que Tesla deje a un lado la fabricación de coches y se convierta en lo que es su sueño: una firma de robótica e IA. Una apuesta en la que está gastando cada vez más dinero, pero que todavía está lejos de reemplazar al sector del automóvil en sus cuentas. Y, hasta entonces, Tesla tendrá que resistir a una combinación letal de factores que le está pasando factura a la firma en los mercados... y al propio Musk en su bolsillo.