A los mandos del Aston Martin DBX 707: un SUV de ultralujo con alma de biplaza
Nacho González
Tras probar el Aston Martin Vantage, nos ponemos al volante del modelo más grande de la marca británica, el DBX, concretamente la variante 707, un nombre otorgado por el número de caballos que rinde el motor V8 biturbo de 4 litros que equipa.
Cuando uno se pone al volante de un deportivo biplaza, y después se pasa a un SUV, lo suyo es que la conducción sea totalmente diferente, desde el peso o el empuje, hasta la estabilidad por su altura o el comportamiento en curvas de ambos, pero ¿y si te dijeses que con Aston Martin no es así?
Y no, no es que el comportamiento del Vantage sea menor, si no que el del DBX 707 es tal, que las sensaciones entre el biplaza y el SUV se asemejan muchísimo, y la sensación además de la comodidad a bordo de ambos, transmiten al conductor la sensación de estar a bordo de un coche de carreras.
El DBX707 no lleva a los SUV premium a un nuevo nivel, si no que sienta una base de SUV de ultralujo difícil no de superar, si no de igualar si quiera. Establece una referencia de prestaciones, dinámica de conducción, diseño y lujo que otras marcas no presentan, pese a contar con modelos muy prestacionales del segmento, pero sin ese refinamiento que presenta Aston Martin.
En este modelo, el motor funciona a través de una caja de cambios automática, con embrague húmedo de 9 velocidades y frenos carbocerámicos como no podía ser de otro modo, con unas prestaciones como la aceleración de 0-100 km/h en solo 3,3 segundos, o la capacidad de alcanzar los 310 km/h.
En nuestro caso el color era el Aura Green, que según incida la luz en él se ve mas verdoso o más grisaceo, y que pese a que de primeras pueda parecer un color más común, tras ver la gama cromática (que con un coche así le queda bien cualquier color), nos quedamos sin duda alguna con este tono.
En el interior podemos observar diferentes mejoras presentes también en el nuevo Vantage, como el vanguardista sistema de infoentretenimiento, y una nueva disposición del habitáculo, todo esto con el nivel de artesanía y lujo al que acostumbra la marca. Este habitáculo se caracteriza por la mezcla de controles digitales y analógicos, con interruptores físicos junto a una pantalla táctil Pure Black de 10,25 pulgadas, que se sitúa en el centro del salpicadero junto a la consola central, acompañando así al cuadro de instrumentos de 12,3 pulgadas (1,5 pulgadas más ancha que la de los Vantage y DB12).
Pero ¿como se consigue este equilibrio entre luo y deportividad?
Uno de los detalles clave está en el interior, la mezcla de elementos cromados y chapados junto a una consola rediseñada que se ha simplificado, amplifica la sensación de calidad y lujo a la vez que no descuida la sensación de deportividad a bordo.
Elementos como las salidas de aire o los tiradores de las puertas en cromo brillante y oscuro, junto con los revestimientos de los paneles de las puertas delanteras en materiales como roble brillante o titanio con otros en negro piano, evidencian este toque premium fiel a la esencia del lujo a la vez que se moderniza.
Además, la tapicería está disponible en Comfort, Sport o Accelerate, donde cambia el bordado matricial y acolchado, bordados vectoriales o la utilización de alcántara respectivamente.
Pero uno de los elementos que nos han conquistado es el sonido, no solo del escape, si no de los altavoces que incorpora el DBX 707, el Aston Martin Premium Audio de 800w que cuenta con 14 altavoces con sonido envolvente (ampliable hasta 23 con doble amplificación de 1.600 W y sonido 3D), desarrollado junto a la marca Bowers & Wilkins, y que independientemente del estilo de música que le guste a uno, se adapta para una acústica óptima en todo momento. En nuestro caso, no podíamos no escuchar clásicos de James Bond como Skyfall de Adelle, No Time To Die de Billie Eilish o Writing's On The Wall de Sam Smith.
Un coche de diario... pero también de fin de semana
Una de las características de los deportivos, es que muchos de sus propietarios los utilizan los fines de semana para disfrutarlos a fondo yéndose de tramo o simplemente como coche para ir a comer, visitar una ciudad o pueblo cercanos... Sin embargo el DBX707 permite tener lo mejor de ambos mundos: un coche para el uso diario entre semana o un coche para dar rienda suelta a la deportividad y poder disfrutarlo a fondo los fines de semana.
Una de las ventajas de este coche es, además de su potencia, la grandísima comodidad que se siente en el habitáculo, independientemente del lugar en el que nos sentemos. Tanto si estamos al volante, como si somos el copiloto, así como si vamos en las plazas traseras, tanto el espacio como la comodidad son sobresalientes. Los asientos absorben al apsajero, teniendo la capacidad de calefactarse o ventilarse, y pudiendo hacer largos desplazamientos que se hacen cortos gracias a esta comodidad y elementos como el equipo de sonido que hemos comentado.
Al volante, el cuál comparte con los otros modelos de la gama, la tracción integral permite hacer uso de los 707 caballos sin miedo, con cautela eso sí, pero pudiendo relajarnos más que en el Vantage con su propulsión trasera. La dirección y los frenos como ocurre con el Vantage no podrían ser mejores, su gran precisión y capacidad permiten al conductor apurar las curvas y las frenadas para que el DBX pueda lucir todas sus capacidades y mostrar de lo que es capaz un SUV que, como dice el título, tiene alma de biplaza.
Y sí, tras probarlo en un viaje de algo más de dos horas, nuestra única duda era si podíamos seguir más tiempo al volante ya que, salvando las distancias, el DBX te da la sensación de estar en el sillón de tu casa pero en movimiento. Gracias a la comodidad y el lujo de su habitáculo y asientos, lo que hace que las horas parezcan segundos, uno es capaz de relajarse a bordo del DBX independientemente de cuál sea su destino o la duración del trayecto.