Volkswagen Driving Experience: ¿qué podrías hacer con tu coche?
- Subir por donde deberían hacerlo los remontes
Miguel García
¿Qué ocurre cuando no hay nieve en la "Escuela 4Motion de Nieve y Hielo"? ¡Abróchate el cinturón y aprende!
Un servidor lleva días mirando el parte meteorológico de la sierra en Segovia. No hace frío, nada de lluvia y mucho sol, sin previsiones de que cambie. Pero tratándose de un curso de conducción 4Motion precisamente en una estación de esquí, ingenuamente esperas que la nieve puede prepararse artificialmente con cañones.
Ya lo decían: cursos y experiencias
Como se puede leer en la página web de la Escuela 4Motion La Pinilla 2024, de Volkswagen, "el día del curso, prepárate para una experiencia única". Y tanto: al llegar, la estación de esquí se encuentra cerrada, sin un copo de nieve junto a las taquillas y los remontes, que dos semanas antes todo estaba toda blanca. Nos habían avisado el día antes de que las actividades "ejercicios prácticos" y "hot laps" (que en la jerga se trata de vueltas rápidas a un circuito nevado, aprender a frenar, trazar curvas, controlar derrapajes), se iban a suspender, dejando solo la "ruta off-road". Bueno, más tiempo para esta actividad, se consuela uno mientras se recrea mirando la foto de la web de uno de los nuevos VW Touareg descendiendo por un escenario nevado propio de una pista de esquí.
"No os preocupéis que vais a percibir cómo funcionan todos los sistemas de ayuda para la conducción en piso deslizante", nos explica el monitor al empezar. "Vamos a subir hasta allí arriba", dice, mientras señala los picos más altos de la estación, 2.100 metros, una cima hasta donde ya no llega el telesilla. De pronto, un contratiempo básico -que no hay nada de nieve, que la estación está inoperativa- se convierte en una oportunidad única: vamos a subir por donde deberían estar haciéndolo los remontes. Se adivina una interesante metáfora de cómo el automóvil ha permitido llegar a lugares que parecían inaccesibles, y la libertad y la flexibilidad que ha dado para cambiar de planes. "Esto no es la ruta off-road convencional del curso, sino un sustituto muy aleccionador, que vimos que era factible con este coche", nos aclaran.
No tenemos esas bañeras, ni esas montoneras de nieve que pueden incomodar a los esquiadores al bajar, sino piedras, baches, surcos que a veces son zanjas formadas por el agua al descender por la montaña. El inclinómetro del coche llega a registrar 30 grados de inclinación, casi un 60% de pendiente sobre un suelo relativamente deslizante.
Las ruedas pugnan por traccionar, patinan, pero no dejan de subir. A veces, las ruedas se enganchan en una zanja de la que no quiere salir, que se convierte en un indeseado carril por el que el coche, en lugar de avanzar, solo desliza lateralmente a riesgo de salir "fuera pista". "Sigue acelerando, poco, pero constante", escuchas, y de repente, la electrónica consigue darte el arte que te falta y hace que el coche vuelva a seguir ascendiendo despacio, como si tal cosa. Por la ventanilla ves pasar la señalización para los esquiadores, "pista roja", difícil; no hacía falta que no advirtieran, ya lo estás sintiendo al volante.
Eso sí, en un confort total, regulando la altura de las suspensiones al máximo solo en esos pasos más críticos, para que tengan más recorrido el resto del tiempo. Seiscientos metros de desnivel, apto para cualquiera con un buen coche… y un buen monitor al lado como los de la Driving Experience.
Google se equivoca
La inteligencia artificial no tiene entendimiento real y a tu cronología de Google Maps tampoco puedes pedirle inventiva. Si subes y bajas por una pista de esquí, en febrero, evidentemente estás esquiando. Y si lo dice Google, la mayoría pensará que es cierto: quedará registrado para los anales en mi cronología que hemos estado esquiando durante 9,2 kilómetros. En un coche, y sin nieve, pero comprobando la versatilidad del automóvil y lo mucho que continúan evolucionando para proporcionar seguridad.
También comprobamos, como desde sus inicios, que el coche sigue proporcionando oportunidad para experiencias nuevas, que el coche es una gran herramienta para cambiar de planes. En cambio, como la mente humana es más lista que mi teléfono, no me dieron ese diploma que decían en la web "para todos los participantes", se ve que por no completar ni ejercicios, ni vueltas rápidas. No estuvo Luis Moya, como aparece en la foto de la web, pero sí el responsable, Álvaro Espinosa, que se iba a la carrera -perdón, no confundamos como Google, en avión- para impartir el curso en Laponia, que allí hay nieve y hielo para aburrir. Y no, no pude ir con él, con la excusa de completar esas dos asignaturas del derrapaje en hielo para conseguir mi diploma.