Motor

El sector de los robotaxis, campo de batalla entre las grandes tecnológicas

  • Multitud de empresas ya han probado la conducción autónoma con robotaxis
  • Aún así, factores como la cartografía o la meteorología siguen generando dudas
Robotaxi de Baidu

elEconomista.es

Un robotaxi, también conocido como taxi autónomo o taxi sin conductor, es un automóvil autónomo operado por una empresa de viajes compartidos. Este medio de transporte totalmente revolucionario y del que se lleva hablando desde hace más de un lustro ha puesto a 2022 como su año de consolidación y en el cual muchas empresas pretenden dar luz verde a su pistoletazo de salida. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que todavía falta camino por recorrer, con tecnologías aún por desarrollarse en relación, sobre todo, a la seguridad.

En varios países ya llevan tiempo realizándose pruebas de coches autónomos, siendo China y Estados Unidos los grandes protagonistas en este sentido. En el gigante asiático, con motivo de los Juegos Olímpicos de Invierno, ya estuvo disponible el primer servicio de robotaxi. Se trata de Baidu, con su modelo Baidu Apollo, perteneciente al buscador chino por excelencia, que ya ha recorrido 10 millones de kilómetros en viajes de prueba con una flota de 500 vehículos. 

Pony.ai es otra de las empresa pioneras en probar vehículos sin conductor en la vía pública tanto en los EEUU como en China. Se fundó en 2016 y cuenta con el respaldo económico de Toyota. Uno de sus grandes competidores es Waymo, perteneciente a Alphabet, matriz de Google, que junto con Cruise (General Motors) han sido autorizadas para ofrecer sus servicios de coches sin conductor por la ciudad de San Francisco, California. Aunque eso si, con restricciones horarias, pudiendo circular solo de las 22 a las 06 horas y a una velocidad no superior a los 48 kilómetros por hora.

Hyundai también se ha subido al carro del robotaxi prometiendo uno para 2024, y Argo, empresa conjunta de Ford y Grupo Volkswagen, ya está realizando pruebas en ciudades de EEUU. España tampoco se ha quedado atrás en esto de la conducción autónoma y buena prueba de ello es que el Citroën C4 Space Tourer ya ha recorrido desde Vigo a París en modo autónomo, o el Seat León equipado con sistemas de conducción autónoma dentro del proyecto Diana de la marca española.

Otras marcas como Mobileye o SIXT pondrán próximamente en marcha de manera experimental en las calles de Münich, primero, y Tel Aviv (Israel) algo más adelante durante este año. Este servicio funcionará al más puro estilo de los que ya existen hoy día como Taxi, Uber o Cabify, es decir, el cliente podrá solicitar el servicio a través de su propia aplicación móvil de Moovit o SIXT, a través de la plataforma ONE, la cual combina los servicios de VTC, alquiler de vehículos, car sharing y coches por suscripción.

Una de las empresas que tampoco faltarán a su cita con el robotaxi es Amazon. El gigante del comercio electrónico, a través de Zoox, lleva realizando pruebas desde 2021 por las calles de San Francisco, California. Otra de las marcas que siempre se le han relacionado con este tipo de conducción es Tesla, aunque su CEO y fundador, Elon Musk, dijo que este año todavía no estará listo este sistema para implementarlo en sus coches. Por su parte, Alibaba también ha apostado por este tipo de conducción a través de DeepRoute.ai, siendo camiones autónomos, vehículos eléctricos y robotaxis sus principales apuestas en el sector. 

Largo camino por recorrer

La tecnología de los coches sin conductor lleva años desarrollándose y, a pesar de sus avances, aún queda tiempo antes de que se integren con normalidad esta clase de vehículos con el tráfico normal. No basta con tener un alto porcentaje de seguridad, ya que cualquier despiste puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. 

"Todavía quedan tecnologías que desarrollar, pero sobre todo las empresas tienen por delante un desafío en torno a la ciberseguridad de los coches autónomos, con sistemas que han de estar conectados con el exterior, pero lo suficientemente blindados como para que nadie externo pueda conectarse, convirtiendo así el coche autónomo en un arma contra sus pasajeros o contra otros peatones o vehículos", cuenta Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.

Según Martin Ford, desarrollador de software en Silicon Valley, existe una posibilidad real de que los robotaxis aún tarden muchos años en llegar. Por ello señala dos motivos: en primer lugar, las rápidas actualizaciones cartográficas a las que obliga la conducción autónoma. Dada la frecuencia con la que una calle cortada, unas obras o una colisión obligan a alterar la ruta de un coche, los vehículos sin conductor deben poder renovar sus mapas a toda velocidad y constantemente.

En segundo lugar, la meteorología. Todo conductor, por inexperto que sea, sabe que no se conduce igual en seco que en mojado. En ese sentido, elementos como la lluvia o la nieve afectan de un modo decisivo no solo al comportamiento del coche, sino al entorno. La relación con los peatones y con otros vehículos, señala Martin, cambian bajo estas circunstancias de un modo que las máquinas, por ahora, no son del todo capaces de interpretar.