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Glencore explota la mina que un día fue de Asturiana de Zinc

    Planta de Asturiana de Zinc, propiedad de Glencore, en San Juan de Nieva, Asturias.

    Xavier Martínez-Galiana

    El líder mundial en la compraventa de materias primas, que funde zinc cerca de Avilés, cotiza con un multiplicador de beneficios de diez veces, presenta un endeudamiento alto en una minera, pero controlado, y retribuye con generosidad al inversor. | Todo sobre el índice Eco30: qué es y quién lo compone

    En la desembocadura de la ría de Avilés, con el ímpetu del Cantábrico de fondo, se extiende uno de los centros neurálgicos de la metalurgia española. Allí, en el corredor que va desde Arnao a San Xuan (San Juan de Nieva), se estableció hace más de 150 años la sociedad para la producción de zinc en España, con gran parte de capital belga, que en los años 60 se transformó en la Asturiana de Zinc, una de las mayores plantas de zinc electrolítico del mundo (con el que se protege la corrosión del acero) y que produce más de 500.000 toneladas por curso.

    Año 2013. Glencore, el valor destacado del fondo asesorado por elEconomista, Tressis Cartera Eco30, aparece en escena y toma el control de Xstrata, propietaria de la Asturiana de Zinc. La fusión, una de las más caras de la historia, encumbra a la firma anglohelvética como líder en la compraventa y producción de cobre, zinc, alúmina, carbón y plomo, pero también de grano: cebada, girasol, colza y trigo.

    Las ambiciones de este gigante de las materias primas se verán encarriladas en los próximos años con un beneficio neto que crecerá un 84% entre 2018 y 2021, según el consenso de mercado que recoge FactSet, al pasar de los 2.889 millones de euros que declaró el pasado ejercicio -un año mucho más flojo que 2017- hasta los más de 5.300 millones que se prevén en 2021 -el mejor dato de su historia-.

    "Glencore generó 15.800 millones de dólares de ebitda en 2018 por unos precios más elevados de las materias primas, junto con un aumento del volumen, que compensaron las presiones de los costes y la inflación", explica el analista Richard Bourke, de Bloomberg.

    Sin embargo, la deuda neta subió hasta los 14.700 millones de dólares "por el calendario de pagos de las adquisiciones y un mayor capital circulante, pero permanece dentro del objetivo de entre 10.000 y 16.000 millones", añade el experto.

    Esto ha llevado a que el endeudamiento de Glencore, esto es, la relación entre la deuda y el ebitda (beneficio bruto), sea el más elevado del sector, si se tiene en cuenta a las compañías con una capitalización bursátil superior a los 20.000 millones de euros. Su apalancamiento es de 2,2 veces frente a la media de 0,7 veces de la industria de la minería, de la que también forman parte Rio Tinto o AngloAmerican.

    La deuda neta subió hasta los 14.700 millones de dólares por el calendario de pagos de las adquisiciones, pero permanece dentro del objetivo de entre 10.000 y 16.000 millones

    En cambio, el apetito de los analistas por Glencore va en aumento y es el segundo valor por recomendación de compra entre los más valiosos en bolsa del sector -recibe un consejo favorable desde finales de 2017-, sólo superado por la británica CRH.

    Si bien es cierto que el dividendo de Rio Tinto y BHP rentará más en 2019, según el consenso de analistas, lo cierto es que Glencore no se queda atrás: sus pagos ofrecerán un rendimiento del 6,17%.

    Algo positivo para atraer inversores a una compañía dependiente de los precios de minerales como el zinc, que de sus plantas en Europa, como la de Asturias, logró ingresar un 13,5% a Glencore el año pasado, en concreto, 1.889 millones de dólares.