Bolsa, mercados y cotizaciones
Prefiero el 'born in the usa' a la agonía europea
Joaquín Gómez
Los que estamos en mercado estoy convencido de que lo somatizamos. Tras un agosto en el que la crisis de las divisas emergentes -como coletazo de un dólar alto y la guerra comercial entre EEUU y China- nos habíamos dado a las valerianas, ahora vamos camino del Orfidal.
Hace cuatro semanas Italia le decía a Bruselas que no cumplía el objetivo de déficit; hace tres, el bono estadounidense consolidaba con claridad el nivel de rentabilidad del 3 por ciento convirtiéndose en un excelente refugio para el dinero más cauto; hace dos, Wall Street iniciaba una corrección poniendo de relieve que tenemos un claro techo, que puede ser incluso el del final de un ciclo; y esta última, el Supremo le ha dado un mazazo a la banca con el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados. Al mismo tiempo, Bruselas nos apercibe por nuestros presupuestos porque no puede sacarnos la tarjeta amarilla, que es lo que ha hecho con Italia, cuando nos debería sacar a ambos países la roja porque sabemos que los números no cuadran, y no se han hecho los deberes. Lo dijo Christine Lagarde en el FMI la semana pasada: "Muchos países no han aprovechado los días de sol para arreglar el tejado".
Y tiene toda la razón, especialmente en casos como el de España, el país más viejo de una Europa que es el continente más anciano, donde no nos queremos enterar de que nuestra vetusta socialdemocracia se nos cae a pedazos con una pirámide poblacional que hace insostenible su continuidad de no freír a impuestos a las clases medias. Esto último es lo que no se quiere hacer o se camufla. El presidente de los autónomos, Lorenzo Amor, lo deja claro: "Solo con la subida al gasóleo se ingresa el doble que subiendo el IRPF a quien gana más de 130.000 euros".
El postureo de Sánchez e Iglesias para lo que ellos consideran ricos ahorradores es irrelevante fiscalmente, pero, sobre todo, desincentivador para la inversión directa frente a la colectiva. Subir la fiscalidad del ahorro hasta el 27 por ciento es una medida que alejará todavía más la construcción de potenciales ahorradores en inversores. Objetivo que parece ser el que persiguen siempre la banca y cualquier gobierno, porque no olvidemos que fue Montoro quien se cargó la deducción de 1.500 euros en dividendos, un impuesto que ya es sí mismo una doble imposición.
La utopía es el mejor género de engaño para una sociedad que se desvanece. Uno de los personajes más polémicos de la Revolución de los Claveles, el militar izquierdista Otelo Saraiva, le dijo a Olof Palme: "Queremos acabar con todos los ricos". A lo que el presidente sueco le respondió: "Es curioso. Nosotros aspiramos a acabar con todos los pobres". En EEUU, con una pirámide poblacional inmensamente más sana que la nuestra, Ronald Reagan, que se aprovechó del Born in the USA de Bruce Springsteen en su campaña electoral, siempre recalcó aquello que tanto le gustaba: "Comunista es quien ha leído a Marx y anticomunista quien lo ha entendido".