Bolsa, mercados y cotizaciones

Europa del Este pide sitio en las carteras de emergentes


    Ana Palomares

    La región, y su mercado de valores, se benefician del buen momento que atraviesa Europa y también los mercados emergentes, por lo que se convierten en una opción a tener en cuenta para aunar ambas tendencias, siempre y cuando el riesgo político no anule su atractivo.

    Cuando un inversor piensa en mercados emergentes suele fijarse en Asia o Latinoamérica, pero rara vez pone su foco de atención en los países del este europeo (República Checa, Hungría, Polonia, Eslovaquia, Rumanía, Bulgaria...). Y eso a pesar de que la región no solo supera en crecimiento al de sus vecinos occidentales sino también al de los países latinoamericanos. De hecho, según explican desde CaixaBank Research, "desde 2014 los países de Europa del Este han encadenado varios años de crecimiento sólido, con un ritmo de avance del PIB por encima del 3 por ciento". Ese ciclo de crecimiento, lejos de acabar, seguirá produciéndose al menos este año atendiendo a las previsiones económicas de Deutsche Bank ya que pronostica un avance del 2,6 por ciento para la región (donde incluye también a Oriente Medio y África) este año, frente al 2,3 por ciento de la zona euro o el 1,7 por ciento que estima para Latinoamérica. Unas previsiones que cada vez más están teniendo un claro reflejo en sus mercados de acciones. Así, los principales índices de estos mercados emergentes cotizan en el año con alzas que van desde el 8 por ciento de Rumanía al 3 por ciento de Hungría.

    La gran duda que se plantean ahora los analistas es saber si ese crecimiento ha ido acompañado o no de cambios estructurales en estas economías o si se trata de repuntes puntuales, y la respuesta mayoritaria parece que es positiva. Para empezar, según subrayan en CaixaBank Research, los PIB al alza no han estado acompañados de un endeudamiento privado ya que, según explican, "la deuda empresarial se ha reducido en 5 puntos porcentuales hasta el 57 por ciento del PIB y la de los hogares lo ha hecho en 1,2 puntos hasta niveles del 29 por ciento, unas cifras muy por debajo de la media de la eurozona".

    En la mayoría de ellos ha repuntado también el crédito, eso que tanto persigue el BCE en la eurozona, con su política de tipos al 0 por ciento y, sobre todo, lo ha hecho el de divisa local -según CaixaBank los préstamos en moneda local de los hogares ya representan de media un 82 por ciento del total y los de empresas un 63 por ciento, frente al 61 y y 53 por ciento que suponían en 2013, respectivamente-. Esto implica que sus economías son menos dependientes hoy de los vaivenes que experimenten tanto el dólar como el euro, minimizando así uno de los grandes riesgos a los que enfrenta cualquier país emergente: un avance abrupto del dólar.

    Además, en ese impulso del crédito mucho ha tenido que ver la fuerte caída del desempleo ya que la tasa de paro está en niveles de entre el 3 y el 4 por ciento, y el aumento de la productividad que han ganado estas economías. Además, este último se ha producido con importantes aumentos de salarios que se han acometido en muchos de estos países, poniendo en duda la teoría que apuntaba que para ser productivo hay que recortar los costes salariales. En concreto, incluso tras fuertes aumentos salariales, el coste medio de la mano de obra en los 10 miembros orientales de la Unión Europea es una cuarta parte del coste de Alemania y la productividad suponía dos terceras partes respecto a la mayor economía europea, según cálculos de Bloomberg basados en datos de Eurostat.

    A su favor también está el positivo contexto que hay en el resto de Europa. Al fin y al cabo, es uno de sus grandes socios y uno de las regiones que más contribuye al crecimiento de la Europa emergente a través de fondos europeos para impulsar, entre otras cosas, sus infraestructuras.

    El riesgo político, su talón de Aquiles

    Pero la inversión en Europa del Este también presenta algunas sombras. Una de ellas tienen que ver con la inflación, cuyo alza ha llevado a varios bancos centrales a endurecer su política monetaria, aunque las subidas se han hecho de forma muy controlada. Por otra parte, en la región ha habido aumento de los riesgos políticos a medida que se han incrementado el autoritarismo y extremismo en muchos países del este europeo. Uno de ellos es Polonia, que está en el punto de la mira de la UE por distintas violaciones del derecho comunitario que amenazan con desprenderle de los fondos europeos que recibe. Pero también preocupa que en muchos de estos países estén al frente del Gobierno partidos de la extrema derecha como es el caso de Hungría, con Victor Orban como primer ministro.